Hoy me gustaría hablar de un hecho que llevo observando a medida que me voy haciendo mayor. Digamos que antes en mi plena juventud no prestaba demasiada atención a estas cosas, pero de un tiempo a esta parte mi percepción ha cambiado de forma radical. Es un tema delicado y peliagudo, pero que está presente en nuestra sociedad.
Es bien sabido por todos que vivimos en un mundo dónde se da mucha importancia al aspecto físico, el lucir bien, el vestir bien, el tener un cuerpo atlético...aunque no siempre es factible conseguirlo. El trabajo, las prisas, las obligaciones, los hijos, la casa, el estrés...provocan que muchas veces olvidemos nuestro aspecto y nos descuidemos porque no encontramos ese momento para nosotros. Hecho que al final se acaba convirtiendo en nuestro leitmotiv, posponerlo porque hay otras cosas que hacer.
Actualmente hay muchas personas que hacen deporte de forma regular, cada vez más, cuidan su alimentación y evidentemente, cómo una cosa lleva a la otra también cuidan con mimo de su aspecto.
Pero la otra cara de la moneda es que sigue habiendo un porcentaje considerable de personas, sobre todo dentro del sector femenino, que tras tener hijos y habiendo cumplido ya los cincuenta, entran en un bucle donde se acomodan y no prestan atención a su imagen, digamos que se descuidan de mala manera. En los hombres ocurre mucho menos, aunque haberlos haylos, porque las barriguitas cerveceras, que se consiguen con esfuerzo y dedicación, mediante el disfrute de esas tardes de tapeo con los amigos y jornadas de fútbol en el bar, bien merecen un apartado especial. Aunque en muchos casos, tal y como veis en la imagen, los hombres no se preocupan tanto de estos temas, digamos que en la mayoría de las ocasiones ellos se ven bien, las mujeres siempre son mucho más exigentes porque la sociedad y todo los que les rodea les obliga a ello.
Pero hay un hecho que es totalmente cierto y es que ya de por sí ser mujer no es fácil, los cambios hormonales causan estragos en nuestros cuerpos y tras un parto o varios, si no se dispone de fuerza, ganas, voluntad y tiempo, el cuerpo se deteriora y poco a poco se entra en una espiral que conduce a un estado de dejadez absoluta, en la que se ya no se acude a la peluquería de forma regular, sólo si es absolutamente necesario, se viste con ropa ancha, da igual si sienta bien o no, lo importante es la comodidad, el resto da igual, se deja de ser coqueta...total ¿para qué? dicen muchas. Ya no se presta atención a los pequeños detalles, como un perfume, una crema hidratante, un exfoliante, un champú nutritivo...etcétera. Entiendo que ser madre no es fácil y prestar atención a tantas cosas provoca que poco a poco dejen de mimarse y preocuparse por ellas. Además no creo que en todos los sectores ocurra esto.
He llegado a estas conclusiones a base de observar y observar al sector femenino. Llegados a una edad determinada una mujer se deteriora antes que un hombre, si además añadimos la falta de ganas de arreglarse y cuidarse, el resultado habla por si sólo. No pretendo ofender a nadie ni ser cruel.
Intentaré ser más concisa, en un gimnasio se puede verificar mi teoría. Sólo hay que observar para darse cuenta de que el sector femenino se marchita antes que el sector masculino y ¡ojo! que no hablo de todas las mujeres, obviamente no, hablo de un porcentaje que se sitúa entre los cincuenta y cinco y los setenta.
Hoy sin ir más lejos, he entrado en la sala de fitness y un hombre que debe estar en los cincuenta, me ha saludado porque ya hemos coincidido alguna vez y porque tiene amistad con mi pareja, que es técnico y sabe que soy su novia. Me llama especialmente la atención, porque a pesar de que ya no es un jovenzuelo de dieciocho o veinte años, está muy bien conservado, sigue teniendo un cuerpo atlético y fibrado. Su cabello es canoso, pero esto le aporta un aire atractivo que en el caso de ser mujer, sería mucho más complicado de apreciar y estoy segura que la gran mayoría estaréis de acuerdo conmigo.
Las canas y las arrugas no son bellas, son síntoma de vejez, son síntoma de que el paso del tiempo sigue su curso y hace su trabajo la mar de bien, pero en ningún caso es algo hermoso. Hacerse mayor es una etapa más de la vida, pero no nos indican que sea hermoso lucir arrugas y flaccidez. Supongo que es debido a la publicidad que nos muestra que en un hombre se ve mejor, se tolera de otra manera. Digamos que un hombre de más de cincuenta años, que hace deporte, que está bien definido, aunque su cabello sea canoso, si está bien cuidado, es atractivo...lo que se diría coloquialmente, está en el mercado. Pero pocas son las mujeres de más de cincuenta cuya presencia sea notoria en cualquier lugar. Evidentemente que las hay, pero son menos y por supuesto que yo he visto y conocido, pero insisto, son muchas menos.
Creo que esta sociedad exige mucho más a una mujer que a un hombre, no es justo, no es suficiente con llevar una nueva vida durante nueve meses, con todo lo que ello conlleva, dentro de nuestro cuerpo, al parecer no es suficiente. Dar a luz, en un acto hermoso y natural pero a la vez peligroso en algunos casos, extenuante y sacrificado, tampoco es suficiente. Conciliar vida familiar y trabajo es aún una utopía en los tiempos que vivimos. Llevar una casa, cuidar a los hijos, hacer la compra, trabajar...estar hermosa y estupenda, subirse en unos tacones de infarto en un intento de hacernos valer y que se nos respete, el maquillaje, la peluquería...creo que no es necesario seguir.
Desde pequeños se da mucha importancia a lo que los demás ven de nosotros, muchas veces las personas creen que una persona es lo que muestra su imagen, pero se equivocan, ser es mucho más. No nos preparan para ponernos en la piel de los demás, para entender los procesos de la vida y las circunstancias que llevan a una persona a vestir de una manera determinada o a pasar totalmente de su aspecto y de lo que opinen los demás.
Todo se marchita, todo envejece, es el proceso natural de la vida, pero considero que aún se espera demasiado del sector femenino, sigue estando en desventaja en muchos aspectos, sigue estando infravalorado en muchos otros.
Para que veáis otro caso, sólo tenéis que echar una ojeada a Instagram, la gran mayoría de las personas viven vidas que no existen, cómo se dice hoy en día, todo es postureo. Las fotos de mujeres están totalmente estudiadas, escondiendo tripita, mostrando de forma exagerada sus atributos y la parte de maquillaje y peluquería están totalmente diseñadas para quedar perfectas en esas fotos que personas que no conocen indicaran con un like si les gusta o se permitirán el lujo de hacer comentarios de todo tipo juzgando algo que desconocen. Son vidas irreales. Necesitar de varias horas o incluso días para exponer una foto en la que todo sea perfecto es una auténtica locura. La vida de por sí no es tan perfecta, una persona no se levanta con el cabello impecable, creedme, eso sólo pasa en las películas...un día vas al baño y te ha salido un granito, oye pues lo has de lucir que le vas a hacer, o tienes una arruguilla, pues ces't la vie mon amie, si es que es lo más normal del mundo.
Hacerse mayor es un ascazo, para que nos vamos a engañar, hay que vivir cómo sino hubiera mañana y cada vez lo tengo más claro. Porque hoy estás y mañana ya no existes. No digo con ello que a partir de este momento todo sea Sodoma y Gomorra, no es eso, hay que vivir con cabeza, aprovechar todo aquello que nos hace feliz y apreciar las pequeñas cosas.
Hacerse mayor es un ascazo, para que nos vamos a engañar, hay que vivir cómo sino hubiera mañana y cada vez lo tengo más claro. Porque hoy estás y mañana ya no existes. No digo con ello que a partir de este momento todo sea Sodoma y Gomorra, no es eso, hay que vivir con cabeza, aprovechar todo aquello que nos hace feliz y apreciar las pequeñas cosas.
A lo mejor me he desviado un poco del tema, pero quiero aclarar el hecho de que nos han hecho creer de que una imagen vale más que mil palabras, aunque estoy segura de que si escarbáramos más allá de esa imagen, nos llevaríamos muchas sorpresas y a lo mejor ya no tendría tanto valor. De todos modos, es bueno que todas las personas se cuiden, aunque sea lo mínimo, eso dicen mucho de nosotros también, nos hace estar felices con nosotros mismos y eso lo transmitimos a los demás.
Hoy me he levantado con ganas de filosofar sobre las grandes diferencias que aún marca esta sociedad para hombres y mujeres.
A mí personalmente me gustaría llegar a una vejez digna y en condiciones, mirarme al espejo y ver que sí, que evidentemente, me he hecho mayor, pero que lo acepto con madurez. Procurar seguir haciendo deporte, dormir mis horas, cuidar mi alimentación y sobre todo mantener mi mente tranquila.
Gubi's place
No hay comentarios:
Publicar un comentario