Hoy caminaba por la calle y me he fijado en una niña que llevaba un kimono de taekwondo y llevaba unas bambas con ruedas. Ha pasado deslizándose con bastante gracia por mi lado y como era pequeña sólo se veía un kimono moviéndose.
Hasta la fecha no me había fijado bien, pero cuando ha puesto ambos pies en el suelo y se ha puesto a andar, me he dado cuenta de que con eso es imposible caminar bien, lo mires por donde lo mires. Para un ratito está bien, pero no para llevarlas durante horas porque al llevar las ruedas en la parte trasera, se obligan a caminar de puntillas y eso en ningún caso es bueno.
Entiendo que para los niños es super divertido moverse con ese curioso, molesto y poco práctico invento porque les otorga poder con respecto a sus padres, les hace más rápidos y escurridizos. Hecho que sus progenitores pueden contrastar una vez se han puesto a perseguirles por la calle porque no quieren subir a casa, porque han cruzado sin mirar o porque se han soltado de la mano...claro, les compramos estas zapatillas que las carga el Diablo para hacer la gracia y después pasa lo que pasa.
El tema se agrava cuando los niños corretean con la bambas puestas por la casa y hay parquet...¡ah! ¡haber pedido muerte!, que os pensabáis, ¿que no os iban a rayar el suelo? y ¡un jamón!. Luego todo son lamentos, gritos y bofetones a los críos que no entienden porque de golpe y porrazo ya no pueden llevar sus bambas molonas. Y como el niño haga alarde de un poco de personalidad y conteste al progenitor en un intento de defender sus derechos...estos lo arreglan con una buena hostia, cosa que no entiendo, en vez de explicarle al chaval las normas de uso de las bambas.
También hay que ser conscientes de que si vivís en una casa unifamiliar no pasa nada, pero si estáis en una comunidad, la cosa cambia drásticamente. No creo que correr por el pasillo con este tipo de bambas, sea lo más adecuado...ahí lo dejo.
De todos modos hemos de tener presente que todos hemos sido niños y todos hemos hecho las mil y una en casa, crispando los nervios a nuestros padres y desquiciándoles incluso en algunas ocasiones. Lo que ocurre es que nos hacemos mayores y ya no nos acordamos...servidora sin ir más lejos, pues no he roto yo cosas Dios mio, hasta he jugado a tenis con raquetas de madera de playa, ya sabéis a las que me refiero, las que usamos en la arena para jugar a la pelota y del entusiasmo rompí el cristal de una de las puertas del comedor. Así que a veces hay que tener un poco de paciencia...aunque no es fácil.
No digo con ello que esté a favor o en contra de las bambas de ruedas, la verdad es que en el fondo son simpáticas y seguro que los niños disfrutan un montón con ellas, en mis tiempos no había de esto. Lo único que creo es que quizá en ciertos lugares no deberían llevarlas porque no es cómodo ni práctico para el resto de personas, simplemente es eso. Además ahora que recuerdo, a mi perra, que en paz descanse en el cielo de los canes, no le gustaban nada ni las bambas de ruedas ni los monopatines ni los patinetes...creo que cualquier cosa que llevara ruedas y fuera impulsada por un niño le daba bastante mal rollo y se lanzaba cual piraña a las ruedas o a los pies de los críos en un intento frustrado de detener a lo que ella consideraba una bestia sin escrúpulos cuyo empeño era molestarla en su paseo diario.
Ya sabemos que a los perros pequeños les suele pasar esto, cualquier cosa que sobrepase su altura...malo, malo.
Pero hay que reconocer que estas bambas se han hecho un hueco importante dentro del mundo de la moda infantil. Las hay de diversos tejidos, colores incluso hasta con luces que parpadean y todo...que alucine ¿no? parece que vayamos a recrear un videoclip de Michael Jackson con tanta luz y tanto abalorio. Y si las promociona alguien conocido de televisión o cine, las ventas están totalmente aseguradas.
Así que ya sabéis si vais a comprar o regalar este tipo de bambas, pensad bien donde van a usarlas vuestros hijos porque por muy divertidas que sean, quizá no todo el mundo esté de acuerdo con esa definición de diversión. Y también hay que tener presente que no podemos corretear con ellas con toda la alegría del mundo en cualquier sitio.
Espero que os haya gustado.
Saludos.
Gubi's place.
También hay que ser conscientes de que si vivís en una casa unifamiliar no pasa nada, pero si estáis en una comunidad, la cosa cambia drásticamente. No creo que correr por el pasillo con este tipo de bambas, sea lo más adecuado...ahí lo dejo.
De todos modos hemos de tener presente que todos hemos sido niños y todos hemos hecho las mil y una en casa, crispando los nervios a nuestros padres y desquiciándoles incluso en algunas ocasiones. Lo que ocurre es que nos hacemos mayores y ya no nos acordamos...servidora sin ir más lejos, pues no he roto yo cosas Dios mio, hasta he jugado a tenis con raquetas de madera de playa, ya sabéis a las que me refiero, las que usamos en la arena para jugar a la pelota y del entusiasmo rompí el cristal de una de las puertas del comedor. Así que a veces hay que tener un poco de paciencia...aunque no es fácil.
No digo con ello que esté a favor o en contra de las bambas de ruedas, la verdad es que en el fondo son simpáticas y seguro que los niños disfrutan un montón con ellas, en mis tiempos no había de esto. Lo único que creo es que quizá en ciertos lugares no deberían llevarlas porque no es cómodo ni práctico para el resto de personas, simplemente es eso. Además ahora que recuerdo, a mi perra, que en paz descanse en el cielo de los canes, no le gustaban nada ni las bambas de ruedas ni los monopatines ni los patinetes...creo que cualquier cosa que llevara ruedas y fuera impulsada por un niño le daba bastante mal rollo y se lanzaba cual piraña a las ruedas o a los pies de los críos en un intento frustrado de detener a lo que ella consideraba una bestia sin escrúpulos cuyo empeño era molestarla en su paseo diario.
Ya sabemos que a los perros pequeños les suele pasar esto, cualquier cosa que sobrepase su altura...malo, malo.
Pero hay que reconocer que estas bambas se han hecho un hueco importante dentro del mundo de la moda infantil. Las hay de diversos tejidos, colores incluso hasta con luces que parpadean y todo...que alucine ¿no? parece que vayamos a recrear un videoclip de Michael Jackson con tanta luz y tanto abalorio. Y si las promociona alguien conocido de televisión o cine, las ventas están totalmente aseguradas.
Así que ya sabéis si vais a comprar o regalar este tipo de bambas, pensad bien donde van a usarlas vuestros hijos porque por muy divertidas que sean, quizá no todo el mundo esté de acuerdo con esa definición de diversión. Y también hay que tener presente que no podemos corretear con ellas con toda la alegría del mundo en cualquier sitio.
Espero que os haya gustado.
Saludos.
Gubi's place.
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