Según una leyenda china, el paraguas fue inventado por Lu
Mei, una joven que había retado a su hermano a idear algo que les protegiese de
la lluvia. En una noche, Lu Mei construyó un bastón del que pendían 32 varillas
de bambú cubiertas de tela. Lo cierto es que el paraguas ya existía en China en el siglo XI a. C.
De allí pasó a Egipto y Grecia, donde fue usado como sombrilla. Tras la caída
del Imperio Romano, desapareció hasta finales del siglo XV, cuando resurgió en
Francia como objeto de lujo. El químico escocés Charles Macintosh presentó en
1823 el primero impermeable, que hedía a caucho.
Se desconoce si este relato es verídico o no, de todos modos a mi me parece muy curioso y como historia, personalmente me gusta. Así que si fuera cierta, tendría cierto encanto.
Todo esto viene a raíz de las fuertes tormentas que se han hecho notar en gran parte de España. Andando bajo la lluvia, con todo el equipo, botas y paraguas, porque ya no salgo sin el, así que lo de la famosa frase "antes muerta que sencilla", es algo que ya no va conmigo desde hace mucho tiempo, me dí cuenta de que el paraguas es un invento de la hostia, práctico, cómodo, útil, barato y que prácticamente todo el mundo posee.
Y aunque para muchos es un coñazo llevarlo encima, cuando tienes uno y te sorprende una tormenta lo agradeces enormemente. Quizá me vino este pensamiento a la cabeza porque antes me desagradaba cuando llovía, sin embargo ahora me pone contenta, deben ser cosas de la edad, digo yo. Cuanto más mayor me hago más disfruto con estos detalles y después de la lluvia me encanta salir a pasear y oler la hierba fresca. Menudas ñoñerias, lo que yo os diga, me estoy haciendo mayor, porque disfruto de la lluvia pero prefiero no mojarme, sin embargo no me desagrada pasear bajo ella, pero con el equipo en condiciones. Eso de ir en tacones o sin paraguas y llegar a la oficina calado hasta los huesos, no es cómodo, no es práctico y tampoco es demasiado inteligente.
Pongan un paraguas en su vida, hay de todos los colores y tamaños, ténganlo cerca porque nunca saben cuando les va a sorprender una tormenta.
Gubi's place.
Todo esto viene a raíz de las fuertes tormentas que se han hecho notar en gran parte de España. Andando bajo la lluvia, con todo el equipo, botas y paraguas, porque ya no salgo sin el, así que lo de la famosa frase "antes muerta que sencilla", es algo que ya no va conmigo desde hace mucho tiempo, me dí cuenta de que el paraguas es un invento de la hostia, práctico, cómodo, útil, barato y que prácticamente todo el mundo posee.
Y aunque para muchos es un coñazo llevarlo encima, cuando tienes uno y te sorprende una tormenta lo agradeces enormemente. Quizá me vino este pensamiento a la cabeza porque antes me desagradaba cuando llovía, sin embargo ahora me pone contenta, deben ser cosas de la edad, digo yo. Cuanto más mayor me hago más disfruto con estos detalles y después de la lluvia me encanta salir a pasear y oler la hierba fresca. Menudas ñoñerias, lo que yo os diga, me estoy haciendo mayor, porque disfruto de la lluvia pero prefiero no mojarme, sin embargo no me desagrada pasear bajo ella, pero con el equipo en condiciones. Eso de ir en tacones o sin paraguas y llegar a la oficina calado hasta los huesos, no es cómodo, no es práctico y tampoco es demasiado inteligente.
Pongan un paraguas en su vida, hay de todos los colores y tamaños, ténganlo cerca porque nunca saben cuando les va a sorprender una tormenta.
Gubi's place.
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