Como ya os dije hace unos días, había hecho un parón debido a que me presentaba a la Fira de mi pueblo y durante tres días iríamos a tope.
Después de estar varias horas de pie, con un calor de justicia (gracias a Dios que llevábamos la carpa)...nos dimos cuenta de que no fue realmente agradecida esta feria, de hecho fueron las impresiones que fuimos recogiendo a nivel general. En varios momentos el pueblo parecía un poblado del lejano Oeste, no había ni un alma, parecía que las personas se habían escondido bajo tierra y cuando empezó a bajar el sol, decidieron salir todos a la vez. Cosas incomprensibles.
Realmente la gente salió a comer y a beber...es la verdad, teníamos grandes expectativas, pero a medida que se acercaba el Domingo fuimos comprobando que a pesar de vender algo, no obtuvimos el éxito de Sant Jordi. Pero no hay que desanimarse, hay que buscar otras opciones y seguir batallando porque para eso estamos en esta vida. Sino encaja el producto en un sitio, quizá encaje en otro, ya se verá.
Dejando de lado estas impresiones, ocurrieron cosas graciosas, una vez pasado el temporal, que me gustaría compartir con vosotros/as. Para empezar os diré que una carpa que se monta en menos de 10 minutos, a mi pareja y a mi nos supuso alrededor de tres horas y sin discutir, que ya es todo un logro...entiendo que para la próxima iremos más rápido, sino habrá que salir mucho antes de casa. Una vez montada y elevada al máximo (grave error), decidimos colocar unas garrafas a modo de pesos, para que no se las llevara el aire, las atamos con cuerda no con cinta americana (otro error), una vez montada la estructura, nos fuimos a casa ya que a la tarde se abrían las puertas, por lo tanto comimos, paseamos al perrito y mi pareja fue al aeropuerto a buscar a su hermano. Hasta aquí todo normal ¿verdad?, pues siento deciros que no...ya que estaba yo en casa arreglándome y preparando las cosas cuando recibí una llamada de la organización que me indicaba que nuestra carpa se estaba volando y que las personas de las otras paradetas la estaban sosteniendo. Me quedé blanca, llamé a mi padre para que bajara a ayudarme y de un respingo me puse los pantalones, estresando al pobre perro que dormía plácidamente en la entrada y que no entendía porqué de repente me puse a correr y a hablar sola por la casa. Salí y corrí hacía la calle como alma que lleva el Diablo, creo que fue el spring más rápido de mi vida, sin precalientamientos ni nada...a lo loco. Cuando llegué la carpa estaba bien y las personas de las paradetas contiguas ya me indicaron que sino la llegan a sostener habría salido volando, ya que este fin de semana pasado ha habido bastante viento en esta zona. Imaginaos que la carpa aparece dos pueblos más lejos del nuestro, menudo plan. Casi saco los hígados pero en el fondo me entró la risa, mi padre llegó a los pocos minutos cuando ya había quitado las paredes y bajado la carpa para evitar que se formara un remolino y la levantara de nuevo. Como tenía que ir a buscar el material a casa y no podía dejarla sola, le dije a mi padre que se sentara en una silla y así evitábamos que volviera a salir volando. Aún me río de la imagen de mi padre sentado debajo de una carpa con solo unos tablones y unos caballetes, de verdad que esa fue la imagen del fin de semana.
Conseguimos colocar después las garrafas debidamente precintadas y la carpa duró todo el fin de semana sin más problemas, ya que se había duplicado la vigilancia en el pueblo debido a los altercados del año anterior. Para evitar que volara, a la noche la bajábamos al máximo y al ser verde parecía una casa de gnomos.
Conseguimos colocar después las garrafas debidamente precintadas y la carpa duró todo el fin de semana sin más problemas, ya que se había duplicado la vigilancia en el pueblo debido a los altercados del año anterior. Para evitar que volara, a la noche la bajábamos al máximo y al ser verde parecía una casa de gnomos.
A parte de batallar contra las rachas de viento que nos agotaban psicológicamente al estar más pendiente de que nada saliera volando, de hecho era muy cómico asomar la cabeza a la paradeta de al lado y ver como la pareja estaba literalmente colgada de la carpa evitando una posible catástrofe...sufrir el calor asfixiante que de golpe y porrazo formó un micro clima en el pueblo y que me bajara la menstruación... lo pasamos bien, aprendimos mucho y entendimos lo dura que es la vida de las personas que se dedican a esto y de lo poco agradecida que es la gente en general. A pesar de todo fue una experiencia positiva e hicimos amistad con una pareja muy agradable que llevaban ya cinco años de feria en feria.
Esperamos y deseamos que para la próxima Fira, las cosas vayan mejor y podamos vender más cuadros, porque sino creo que voy a tener que plantearme el empapelar las paredes de mi casa con ellos...y no es plan creedme.
Gubi's place.
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