martes, 24 de mayo de 2016

Como sobrevivir a la crisis y no morir en el intento...




Esto de la crisis empieza a ser algo excesivamente familiar y tal y como se muestra en la  grotesca foto...unos pocos se han favorecido de ello. 
Sobrevivir a la crisis parece el título de una película de mal gusto que no parece tener fin, es como La historia interminable pero a mala hostia.
Miremos donde miremos no se habla de otra cosa que no sea crisis. En la televisión no paran de enviarnos inputs constantes y continuos acerca de como está el panorama nacional e internacional.
Tenemos crisis en el desayuno, crisis en la comida y crisis en la cena...llega un punto en el que es muy cansino seguir escuchando la misma canción una y otra vez. Parece que jamás vamos a salir de este bache, que nos vamos a quedar permanentemente ahí y que seguiremos sufriendo por la crisis hasta que las ranas canten flamenco, lo que es poco probable, así que por lo pronto todo apunta a que esta mosca cojonera no nos va a abandonar en mucho tiempo.
 Yo creo que tenemos para rato, nos intentan engañar, nos intentan convencer de lo contrario, de que se ha generado trabajo y de que empieza a haber movimiento y contrataciones... pero la situación no ha mejorado demasiado desde que empezó a finales del año 2007. Los contratos son precarios, los sueldos irrisorios, las opciones pocas, te presentas a una entrevista de trabajo con toda la ilusión y alegría y resulta que hay más de cien candidatos con lo que ya te santiguas y te dices a ti mismo que sea lo que Dios quiera, buscas ofertas y resulta que un porcentaje elevadísimo de las mismas está destinadas a menores de treinta años, por lo tanto a los que tenemos de cuarenta para arriba ya nos ponen muros y nos prejuzgan sin conocernos ni darnos opciones. Llegados a este punto hay dos opciones, o se lo toma uno a guasa o se amarga, así que como no me apetece amargarme porque no vale la pena, prefiero seguir buscando y formándome con la esperanza de que un futuro mejor me aguarda ahí fuera. Lo mismo ocurre cuando nos apuntamos a cursos para ampliar nuestro currículum...te encuentras a personas muy diferentes pero no distintas, ya que todas compartimos un nexo en común...la crisis y con ella el paro, la búsqueda de trabajo y la desesperación. Es así, por este orden, porque cuando tienes un momento para conocer mejor a las personas que al igual que tú sufren en silencio los efectos de la crisis te das cuenta de que tu situación no está tan mal y que siempre hay alguien que todavía lo pasa peor que tú. De igual forma ocurre con el tema de las oposiciones o los planes de ocupación...se presentan cientos de personas para cubrir ¿diez plazas?, ¿veinte a lo sumo?, se le quitan a una las ganas pero hay que intentarlo porque el no, ya lo tenemos. Lo único bueno que tiene es que la opción de ampliar tus contactos y redes sociales es elevada, con lo que nunca sabes cuando puede aparecer una oportunidad para ti porque siempre hay alguien que conoce a alguien...aunque luego la realidad es que no te llaman. Pero la esperanza no hay que perderla.
Dejando a un lado todo este fabuloso y magnífico mundo al que vamos a llamar: La búsqueda de trabajo es guay y me mola cantidad...hemos de ponernos serios...bueno ya me he puesto seria desde el principio, ahora me podré aún más seria, porque al parecer está siendo una de las más importantes y más largas de los últimos años y las desigualdades entre ricos y pobres cada vez son más acusadas.
Sobrevivir a está situación es el hándicap de muchas personas, hacer las mil y una para llegar a final de mes se ha convertido en deporte nacional. La verdad es que no se como una persona puede sobrevivir cobrando una prestación de mierda, porque se puede decir más alto, pero no más claro o no recibir ningún tipo de ingreso en su casa; eso es mal vivir y no es ni sano ni justo para nadie. Porque una persona puede ser un sobreviviente  sin mal vivir, pero es que estas personas se parecen a Tom Hanks en la película El náufrago....donde las penurias, la soledad y la incomprensión se han convertido en sus más oscuras pesadillas. Porque no me cabe en la cabeza que alguien además pueda pagar facturas, comer, vestirse y ayudar a hijos, nietos, sobrinos...sin volverse loco o tirarse a la vía del tren. 
Ojalá tuviera las claves para salir de esta espiral de destrucción en la que nos hallamos inmersos, pero la cosa no es tan fácil. Mientras un ciudadano de a pie debe hacer la declaración de renta y no le pasan ni una...muchos otros listos se aprovechan de esa situación evadiendo impuestos. 
Esta es la sociedad ejemplar que brilla pos su ausencia y de la que cada día que pasa estoy más orgullosa...si sobrevivimos a esto, ya nada podrá con nosotros.
Apretarse el cinturón es una broma pesada, porque a estas alturas ya no queda cinto para seguir haciendo agujeros y apretar y apretar....






Gubi's place.

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