viernes, 29 de julio de 2016

El hombre al volante...



¿Veis esta imagen? ¿os resulta familiar verdad?, estoy segura de que la respuesta en la gran mayoría de los casos va a ser afirmativa. Un hombre al volante es nerviosismo y mala hostia por doquier. Es subirse a esa máquina infernal y la gran mayoría se transforman en Mister Hyde, no puedes llevarles la contraria y prácticamente no puedes hablarles mientras conducen sino San se jodio cayó en Viernes. 
Y que me parta un rayo si a la gran mayoría de las féminas no les ha pasado esto cuando van con sus maridos, parejas, amigos o hermanos en el coche.
 Las mujeres pecamos de prudentes eso sí, pero no somos tan histéricas cuando nos ponemos frente al volante, al menos a mí no me domina el mini yo encabronado que llevo dentro, sin embargo al colectivo masculino veo que sí. No sé que les pasa, es como cuando ven el partido de fútbol del año y su equipo pierde, una mala leche que les coge, ni que fuera algo personal o fueran a ganar dinero con ello...unos rebotes y unos insultos que salen por sus boquitas que es para darles con la mano abierta y grabando a fuego los cinco dedos en la mejilla.
Pero lo mejor de todo es cuando hay que hacer un viaje largo y se pierden...bufff entonces que Dios nos coja confesados porque en este caso señoritas agárrense que vienen curvas. A parte de nombrar al tal mecagüen en todas sus versiones y opciones posibles y de nombrar a todos los Santos...apagar el aire y la radio, en el caso de que ambos estén en marcha, para abrir las ventanas porque al parecer si entra aire fresco se concentran mejor para gritar...parar el coche dónde sea posible y culpar al copiloto de haberse perdido y no haber estado atenta, en mi caso, coger el mapa con su garra, no mano y esto quiero recalcarlo, para mirar como locos, que carretera o autopista es y hacía dónde hay que ir... a parte de todo esto aún les queda combustible para  empezar a dar cientos de indicaciones al copiloto, -mira el google maps a ver dónde cojones estamos-, -consulta el mapa joder, tan difícil no es...¿no ves que yo conduzco y no puedo hacerlo todo?-, -vigila la salida más próxima, ¿quieres conducir tú?-,
-comprueba los nombres de los pueblos hostias, ya nos lo hemos pasado otra vez...es que no estas atenta joder- y un largo etcétera que de bien seguro todas aquellas personas que lo hayáis sufrido y ahora que lo leéis os venga a la memoria con una sonrisilla en los labios, aunque en su momento no os hizo ni puta gracia, me entenderéis. El copiloto debe soportar esa presión sin rechistar, sin apenas poder quejarse ni abrir la boca y lo que es más importante, sin sacar la primera papilla por la ventana. 
Este es el resumen que yo puedo hacer acerca de estar de copiloto con mi padre o mi pareja, más claro y más gráfico no puede ser. Son buenas personas, simpáticos y agradables, pero el coche les posee y saca lo peor de ellos. Esta claro que están hechos para conducir solos y así darse de hostias contra un árbol o contra lo que les de la gana, mientras se caga en todo lo cagable, si se han perdido, sino encuentran la salida, si han dado demasiadas vueltas, si se meten por una comarcal en vez de una autopista...cualquier cosa que pueda ocurrir dentro de ese habitáculo que perturbe el buen funcionamiento de la conducción es motivo para montar una revolución y no dejar títere con cabeza.
Si usted quiere conducir tranquila, aprenda, ármese de valor y coja el coche usted...o vaya en transporte público...y sino le queda otra que ir con su pareja, padre, amigo o hermano, es mejor que se santigüe primero, revise todas las opciones posibles y tenga cinta aislante a mano por si hay que tapar la boca al Critter.




Gubi's place.

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