martes, 19 de julio de 2016

Ser jurado popular...




Hoy escribo este post porque quiero rememorar y compartir mis vivencias como jurado popular. Formar parte de un jurado popular, es un derecho de todo ciudadano que se contempla en el artículo 125 de nuestra Constitución. Según he leído, fue en 1996 cuando se celebró por primera vez un juicio en el que pudieron participar ciudadanos españoles como jurado popular. 
Cualquier persona mayor de dieciocho años y que esté censada, puede formar parte, prácticamente no existen motivos por los que una persona quede exenta, salvo que sea mayor de 65 años, tenga antecedentes penales, sea profesor de Universidad o por causas de fuerza mayor no pueda ausentarse de su trabajo o se le haya concedido algún tipo de invalidez permanente. El jurado lo componen nueve miembros más dos suplentes, los cuales el día del veredicto quedan exentos. Y para los que no lo sepáis, te pagan como si de un trabajo se tratara, de hecho ya te lo advierten el primer día: 
-tomaos esto como un trabajo, si actualmente estáis trabajando os desaconsejamos ir después de finalizar vuestra jornada aquí-, evidentemente yo no hice caso.
Tras esta introducción os indicaré que a mí me tocó hace algunos años formar parte de un jurado popular, lo recuerdo como si fuera ayer...es de esas cosas que jamás pueden olvidarse ya que para mí la experiencia en si fue horrible y además, aunque sea un derecho y quede amparado por la ley, fue uno de los motivos por los cuales yo perdí el trabajo que tenia por aquel entonces. La cruda realidad es que no es tan divertido ni tan bonito como se ve en la películas, una vez estás allí y lo vives en persona, sólo deseas que acabe para retomar tu vida de nuevo. 
Me llegó una carta en la que se me citaba en el Tribunal Superior de Justicia, sito en el Passeig de Lluís Companys (Barcelona), para elegir a los miembros del jurado. Cuando llegué tuve que pasar los controles de rigor y dirigirme a la sala dónde posteriormente se celebraría el juicio. Había mucha gente y noté nervios e incomodidad entre los allí presentes...no era para menos, la verdad. Nos pidieron los documentos de identidad y poco a poco nos fueron llamando uno a uno para que entráramos en la sala y nos  sometieran a una serie de preguntas del juez y de los abogados tanto de la defensa como de la acusación. La verdad es que para quién no ha vivido nunca esta experiencia es muy chocante, parece que estás viviendo una película en la que tú eres el protagonista. Aún recuerdo con claridad una de las preguntas: -¿usted ve CSI?- y yo, pobre de mi, con toda la inocencia e ingenuidad, les indiqué que sí y encima que mi preferida era CSI Las Vegas. Sonrieron y me hicieron pasar a una sala posterior y allí aguardé hasta que me comunicaron que formaba parte del jurado junto con diez personas más. La verdad es que la noticia fue como un jarrón de agua fría, no me hizo ni pizca de ilusión, sino todo lo contrario y llamé a la empresa para decirles que no quedaba otra. Además no puedes negarte porque pueden sancionarte o incluso pasar una noche entre rejas, la cosa no es de risa, no quería la gente ser jurado popular, pues ala, quieres sopa, toma tres tazas.
Ahí empezó todo, durante varios meses tuve que dirigirme cada mañana como si fuera mi trabajo y estudiar el caso junto con el resto de mis compañeros. Después de cada juicio en el que teníamos delante a los acusados, varios de ellos con antecedentes, los abogados defensores de cada uno de ellos y el abogado de la familia, a nuestra derecha el juez y su secretaria y a nuestra izquierda, la familia, la prensa, policías, estudiantes y personas que asistían al juicio, nos reuníamos a deliberar. Eran momentos de gran tensión en los que se presentaban las pruebas, se narraban los hechos y declaraban los acusados, los familiares y las personas implicadas. Durante todo aquel tiempo tuve que observar, tocar y  husmear todas las pruebas y no fue para nada algo grato, sino todo lo contrario. Además cuando salía me iba a mi trabajo a adelantar cosas y después llegaba a casa agotada.
Os comento que el caso en sí fue muy trágico y maquiavélico y tuvo gran controversia en la ciudad Condal por las características del mismo. Por respeto a la familia, no daré detalles porque no procede, si alguien quisiera corroborarlo con gusto le enseñaría la sentencia que amablemente recibí por correo ordinario y que aún conservo.
Personalmente me afectó, el ver las fotos, la ropa de la victima, el olor, las pruebas, el lugar dónde se encontró el cadáver y como se encontró, las fotos de la autopsia...era espeluznante. Tanto que un día me maree y tuvo que socorrerme un compañero, dándome agua y abanicándome, porque no podíamos salir de aquella sala una vez entrábamos hasta que no acabara la jornada. Así que imaginaos lo que me supuso a mí aquel olor a muerto y la sensación de claustrofobia de permanecer incomunicados, porque nos requisaban los teléfonos al entrar y cerraban la sala con llave .
Toda una aventura creedme, además muchos días nos tuvimos que quedar a comer allí. Nos traían un catering, parábamos para comer y después continuábamos con el tema.
Recuerdo que a dos días del juicio final, no nos poníamos de acuerdo a la hora de concluir el veredicto así que nos indicaron que fuéramos a casa, preparáramos una pequeña bolsa con los enseres personales y volviéramos porque aquella noche la íbamos a pasar en un hotel. Llamaron a nuestras familias para indicarles que todo estaba correcto y repartidos en coches de los Mossos d'Escuadra nos llevaron hasta Castelldefels. Cuando aparecimos los once escoltados por varios agentes de los mossos en aquel hotel, cuyo nombre tampoco voy a decir, nos repartieron en distintas habitaciones, nos prepararon una mesa redonda y enorme para nosotros solos para que pudiéramos cenar y nos separaron del resto. Este detalle despertó la curiosidad del resto de huéspedes que nos miraban recelosos y curiosos. La cosa no era para menos, imagino que la gente allí no sabía si éramos famosos o peligrosos...vaya tela.
Al día siguiente nos vinieron a buscar temprano, así que todos nos levantamos pronto nos vestimos y fuimos a desayunar. Una vez más nos escoltaron los Mossos por la autopista y esta vez con las sirenas puestas y no precisamente a la velocidad mínima de la vía. Yo pasé vergüenza, lo confieso, todo el mundo miraba con cara de panoli los coches con todos sus ocupantes dentro que no sabían si reír o llorar. Menos uno de los más jóvenes que lo pasó de miedo saludando por la ventana...no sé si es que el chico estaba de los nervios o no era demasiado listo pobre, porque no era para tomárselo a guasa y saludando de la misma forma que lo hacen los reyes.
Independientemente de todo este show confieso que se portaron muy bien en todo momento. 
El día después de pernoctar en el hotel lo pasamos reunidos en el Tribunal Superior de Justícia y por fin conseguimos llegar a un acuerdo por unanimidad. El día siguiente era el momento más esperado por todos la lectura del veredicto. Yo creo que en mi vida sentí tantos nervios y emoción a la vez, todos mis compañeros sentían lo mismo y nadie era capaz de calmarse, era imposible. El nerviosismo aumentó en el momento en el que nos hicieron salir para ocupar nuestros sitios y nos encontramos la sala repleta, no cabía ni un alfiler, sólo se oían los flashes de las cámaras y varias exclamaciones de alguno de los asistentes. 
Aquel momento se me hizo eterno, los nueve estábamos nerviosos y se notaba, de hecho el portavoz lo paso mal para leer el veredicto, no le salían las palabras y a mí me dio por reír junto con otra chica, imagino que de los nervios claro. 
El ver a la familia allí reunida, llorando, me llegó al alma y sobre todo la gran cantidad de prensa que vino, fue alucinante. Cuando mi compañero fue diciendo los nombres de los acusados y que se les declaraba culpables excepto a uno de ellos, porque no habían pruebas suficientes, la familia de la victima (que en paz descanse), gritaba, aplaudía y lloraba de la emoción. A mi personalmente me habría encantado enviarlos a todos a la cárcel, pero no puedo ser. 
Hace unos días me picó la curiosidad y leí que uno de ellos había fallecido en la cárcel, era una persona mayor y pasó sus últimos días encerrado porque lo merecía y no me da ninguna pena.
Desafortunadamente no volví a saber nada más de todas aquellas personas con las que compartí aquel momento y tampoco me han vuelto a llamar...menos mal.
¿Alguno de vosotros ha formado parte de un jurado popular alguna vez?.



Gubi's place.


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