sábado, 13 de agosto de 2016

Las matemáticas...



Sólo con la imagen de Homer Simpson ya podría acabar este post concluyendo que durante años las matemáticas significaron esto para mí y no ha sido hasta llegar a la edad adulta que he empezado a entender como funcionan y para que sirven.
Pero no voy a terminar este post de esta forma, no tendría gracia. Ya que me pongo voy a comentar el gran suplicio que ha supuesto para mí el mundo de los números y la de veces que me ha provocado dolores de cabeza y un caos de la hostia para poder llegar a entender todos los conceptos que nos obligaban a aprender en clase y que, entre nosotros, no me han servido para nada...ya que no decidí estudiar una carrera de ciencias y tampoco aspiraba a ser un reconocida matemática. No por falta de ganas sino más bien porque a mi los números no me entraban de ninguna de las maneras.
Yo soy de letras puras porque no me ha quedado más remedio, ya que he suspendido matemáticas en todos y cada uno de los cursos que he hecho y siempre he tenido que ir a la repesca en Septiembre. Así que los libros de vacaciones Santillana se convertían en mis mejores amigos del verano.
Para mí sacar un cinco era más de lo que podía desear imaginaos si hubiese sacado un diez...lo enmarco. Pero nunca se dio esa circunstancia, sólo en mis sueños. En la vida real llegar al cinco me costaba un sufrimiento muy grande pero lo conseguía sino no habría llegado a terminar una carrera.
Pero es que si lo pensáis seriamente habían términos que no había por dónde cogerlos, a mí me hablaban de logaritmos neperianos y pensaba: - ¿ya llegan los marcianos?-, o me preguntaban acerca del apotema y a mi me sonaba como el nombre de una pomada para los granos, o el axioma que parecía el nombre de una enfermedad muy grave y que si lo pillabas te morías, o el baricentro...¿eso no era un centro comercial?, o los números cartesianos, pues no me los han preguntado veces, ¿y la trigonometría?... buff aquello ya eran palabras mayores, unos líos que me armaba con los triángulos, unos follones para entender el seno, el coseno, la tangente y su puñetera madre... y podría seguir nombrando multitud de conceptos que por aquel entonces no comprendía y que convertían mi existencia en la tierra en una basura. Ya que me sentía muy imbécil al no poder dominar las mates y siempre suspenderlas. En serio era muy triste porque  yo por aquel entonces contaba con los dedos y para hacer un puto ejercicio perdía un kilo del esfuerzo. No me compensaba de ninguna de las maneras y sentía mucha frustración.
Incluso ahora, ya adulta, cuando acabé por fin la carrera y me enfrenté a la última asignatura que era nada más y nada menos que contabilidad, me las vi y me las desee para aprobar. 
Pero es que por mucho que me duela, para casi todo se usan las matemáticas y aunque haya dicho que ciertas cosas no me han servido para nada que así es, otras si las uso a diario, por ejemplo calcular los porcentajes y puedo decir bien alto y con orgullo que por fin empiezo a dominar ciertos conceptos.
Supongo que más vale tarde que nunca, toda la vida luchando contra ellas y resulta que ahora nos vamos haciendo amigas, que paradójico es todo a veces. Si pudiese volver atrás admito que si que me habría gustado ser buena en esta materia y haber estudiado alguna ingeniería porque al ser carreras complicadas, no todo el mundo aprueba y ello significa que hay más posibilidades de encontrar un buen trabajo y con ello garantizarse una continuidad dentro de una empresa.
¿Recordáis alguna asignatura que se os haya resistido?




Gubi's place



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