Yo no soy de aquellas personas que pueda afirmar que recuerda su pubertad con cariño porque no fue una etapa ni fácil ni divertida. A parte de tener una adolescencia tardía que así me he quedado yo, sufrí las consecuencias del asqueroso acné que me obligó a someterme a un tratamiento de choque porque tenía granos en los granos y era muy desagradable. Además llevaba gafas y aparato de ortodoncia para acabar de rematar la jugada. Como comprenderéis no era precisamente la más bonita del baile sino más bien la amiga fea de la guapa.
Así que con este preámbulo os hacéis una idea de lo que supuso para mi esa explosión incontrolada de hormonas. Pero lo superé como pude aunque confieso que algún que otro estigma me ha quedado después de escuchar severas críticas sobre mi físico durante varios años.
Pero no hay mal que cien años dure y gracias a Dios hoy en día aquel patito feo se ha convertido en un cisne y ya no se mira al espejo como la niña de la imagen que ve reflejado su verdadero yo pero que intenta mostrar seguridad frente a los demás.
Aunque supongo que en aquellos tiempos en los que fui adolescente no le daba demasiada importancia a la ropa ni a los complementos y no sabía vestirme. Porque aún tengo en la memoria algunos de los estilismos imposibles que llevé a la escuela y que me ayudan a entender mejor el por qué no me comía una rosca. Vestimenta que a día de hoy ni harta de vino me la encasqueto porque hay que tener valor y coraje para ir así. Pero en aquellos momentos debí pensar que iba súper moderna y de aquella guisa me presentaba yo en el instituto, con mis pantalones blancos acampanados, las botas Dr.Martens de color granate y una camisa a juego que parecía sacada de la serie Magnum. Y lo que no entiendo es como nadie me asesoro en aquel momento dejándome salir con aquellas camisas de flores y aquellos pantalones, solo me faltaba la peluca naranja y la nariz de payaso. Madre mía veo como se visten las chicas de hoy en día y nada tienen que ver con las pintas que yo llevaba.
Además desde los cinco años llevo gafas y tendré que llevarlas toda la vida, no es algo que me moleste porque estoy más que acostumbrada a ellas, pero no siempre me han favorecido porque he tenido que llevar varios tipos de lentes hasta llegar hasta las que tengo actualmente. Menos mal que todo evoluciona porque con aquellas pintas y las gafas de Harry Potter era el hazme reír de mis compañeros y eso marca creando inseguridades y complejos que se arrastran hasta la edad adulta. Por eso a veces aún tengo alguna herida dentro a la que le cuesta cicatrizar. Pero nada que ver con lo que fui hace más de veinte años.
Pero la adolescencia es una etapa dura y cruel en la que todo se magnifica y en la que por desgracia las opiniones de los demás cuentan mucho. Por eso se hace un mundo de todo y si tu aspecto no es aceptado por el resto del grupo te conviertes en un blanco fácil de bromas y comentarios entrando en una espiral de la que es bastante difícil salir porque un adolescente encabronado puede llegar a ser muy cruel.
Por ese motivo yo no volvería por nada del mundo ya que no me gustó lo que viví y prefiero no repetirlo, con una vez fue más que suficiente. Pero en parte no sería lo que soy hoy en día sino hubiera superado aquella etapa.
¿Qué recuerdos tenéis de vuestra adolescencia?
Gubi's place.
Además desde los cinco años llevo gafas y tendré que llevarlas toda la vida, no es algo que me moleste porque estoy más que acostumbrada a ellas, pero no siempre me han favorecido porque he tenido que llevar varios tipos de lentes hasta llegar hasta las que tengo actualmente. Menos mal que todo evoluciona porque con aquellas pintas y las gafas de Harry Potter era el hazme reír de mis compañeros y eso marca creando inseguridades y complejos que se arrastran hasta la edad adulta. Por eso a veces aún tengo alguna herida dentro a la que le cuesta cicatrizar. Pero nada que ver con lo que fui hace más de veinte años.
Pero la adolescencia es una etapa dura y cruel en la que todo se magnifica y en la que por desgracia las opiniones de los demás cuentan mucho. Por eso se hace un mundo de todo y si tu aspecto no es aceptado por el resto del grupo te conviertes en un blanco fácil de bromas y comentarios entrando en una espiral de la que es bastante difícil salir porque un adolescente encabronado puede llegar a ser muy cruel.
Por ese motivo yo no volvería por nada del mundo ya que no me gustó lo que viví y prefiero no repetirlo, con una vez fue más que suficiente. Pero en parte no sería lo que soy hoy en día sino hubiera superado aquella etapa.
¿Qué recuerdos tenéis de vuestra adolescencia?
Gubi's place.
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