Hace ya un tiempo comenté que odio ir al dentista, que me produce auténtico pavor y no hay forma de controlarlo, ni siquiera tomándome un relajante. Pero es visita obligada cada año si quiero mantener una buena salud bucal y llegar a la vejez con todas las piezas en su sitio...bueno con todos los dientes, si puede ser. Por lo tanto no me queda otra que armarme de valor, pero sólo pensar que en breve he de ir a hacerme la limpieza de boca...me cago encima.
Pues este miedo incontrolable me viene a raíz de la extracción de dos muelas del juicio hace ya unos añitos. La segunda de ellas no fue muy difícil, el problema grave lo tuve con la primera de ellas ya que estaba colocada de esta forma:
Como podéis ver la posición de la muela en cuestión era muy fastidiosa y complicada, no tenía espacio para salir, además estaba bajo el hueso y la muy perra estaba ejerciendo presión en las piezas contiguas por lo tanto no quedaba otra que sacar a aquella bestia de allí porque sino iba a provocar un enorme destrozo en mi boca.
Así que llego el día de mi cita con el maxilofacial, un tipo encantador y muy divertido que en todo momento intentó quitarle hierro al asunto, con bastante poco éxito por cierto, porque yo tenía mucho miedo y rompí a llorar como un niño pequeño.
Entre sollozos aguanté una hora de reloj a que me abrieran, me serraran el hueso y por fin pudieran sacar una muela totalmente sana cuyo error había sido nacer en la posición y lugar incorrectos.
La verdad es que con la evolución, el hombre cada vez usa menos estas muelas ya que no ha de desgarrar la carne como hacían nuestros ancestros por lo tanto irán desapareciendo poco a poco y las nuevas generaciones carecerán de ellas y se evitaran el dolor y sufrimiento que personas como yo hemos padecido.
Lo peor no fue estar más de una hora con la boca abierta, con varios aparatos en ella y que me trajinaran a base de bien. Lo peor fue cuando desapareció el efecto de la anestesia, no tengo palabras para explicar el dolor tan tremendo que se apoderó de mí. Habría matado a alguien sólo para que me aliviaran un poco. No soy capaz de describirlo con palabras. Los días posteriores iba dopada hasta las cejas al trabajo, ya que no cogí la baja porque no me dejaron, a día de hoy esto no me habría pasado porque les meto un buen puro, pero por aquel entonces aún me quedaba mucho que aprender y ese miedo de perder el trabajo, que en este caso era una auténtica basura, me causaba respeto y por ello aguantaba todo lo que me echaban.
Justo después de la intervención, me tocó la gran suerte de participar en la inauguración de la nueva tienda de los que eran mis jefes por aquel entonces. Así que una servidora iba drogada para paliar los tremendos dolores y con la cara inflada y deformada tras el post operatorio. Ya que parecía que me habían metido una bola de billar bajo la piel. Añadiendo además un moretón de varios colores que me abarcaba media cara.
Imaginaos la estampa, parecía un hámster con el carrillo lleno de pipas y un enorme cardenal que llamaba la atención de todos los asistentes al evento, sin a penas poder comer, habiendo consumido no se cuantos calmantes y casi sin poder hablar porque de la tensión me tiraba por el otro lado de la cara.
Mi médico me dijo que no tendría que haber ido a trabajar de esa forma, que lo normal era haber hecho reposo unos días, hasta que la inflamación bajara. Pero como ya he dicho antes, el trabajo era una prioridad y lo anteponía a mi salud. Debí haberles denunciado, pero no lo hice...ahora ya no sirve de nada lamentarse. Recuerdo mi último día en aquel repugnante lugar, conté las horas para salir por la trastienda y no volver jamás. Y así ha sido, nunca más he pisado esa tienda ni he tenido más contacto con aquellas desagradables personas.
Si os extraen una muela y os produce esta reacción no vayáis a trabajar, es indigno sufrir esos dolores y encima tener que dar el callo. Es preferible que durante unos días reposéis hasta que las cosas se pongan de nuevo en su sitio. No hagáis como yo, que a pesar de los terribles dolores, tuve que salir a la calle a pasar vergüenza y encima a dar el cien por cien en el trabajo...por un sueldo irrisorio, unas condiciones deplorables y una falta de empatía y humanidad por parte de las que fueron mis jefas.
Gubi's place.
Entre sollozos aguanté una hora de reloj a que me abrieran, me serraran el hueso y por fin pudieran sacar una muela totalmente sana cuyo error había sido nacer en la posición y lugar incorrectos.
La verdad es que con la evolución, el hombre cada vez usa menos estas muelas ya que no ha de desgarrar la carne como hacían nuestros ancestros por lo tanto irán desapareciendo poco a poco y las nuevas generaciones carecerán de ellas y se evitaran el dolor y sufrimiento que personas como yo hemos padecido.
Lo peor no fue estar más de una hora con la boca abierta, con varios aparatos en ella y que me trajinaran a base de bien. Lo peor fue cuando desapareció el efecto de la anestesia, no tengo palabras para explicar el dolor tan tremendo que se apoderó de mí. Habría matado a alguien sólo para que me aliviaran un poco. No soy capaz de describirlo con palabras. Los días posteriores iba dopada hasta las cejas al trabajo, ya que no cogí la baja porque no me dejaron, a día de hoy esto no me habría pasado porque les meto un buen puro, pero por aquel entonces aún me quedaba mucho que aprender y ese miedo de perder el trabajo, que en este caso era una auténtica basura, me causaba respeto y por ello aguantaba todo lo que me echaban.
Justo después de la intervención, me tocó la gran suerte de participar en la inauguración de la nueva tienda de los que eran mis jefes por aquel entonces. Así que una servidora iba drogada para paliar los tremendos dolores y con la cara inflada y deformada tras el post operatorio. Ya que parecía que me habían metido una bola de billar bajo la piel. Añadiendo además un moretón de varios colores que me abarcaba media cara.
Imaginaos la estampa, parecía un hámster con el carrillo lleno de pipas y un enorme cardenal que llamaba la atención de todos los asistentes al evento, sin a penas poder comer, habiendo consumido no se cuantos calmantes y casi sin poder hablar porque de la tensión me tiraba por el otro lado de la cara.
Mi médico me dijo que no tendría que haber ido a trabajar de esa forma, que lo normal era haber hecho reposo unos días, hasta que la inflamación bajara. Pero como ya he dicho antes, el trabajo era una prioridad y lo anteponía a mi salud. Debí haberles denunciado, pero no lo hice...ahora ya no sirve de nada lamentarse. Recuerdo mi último día en aquel repugnante lugar, conté las horas para salir por la trastienda y no volver jamás. Y así ha sido, nunca más he pisado esa tienda ni he tenido más contacto con aquellas desagradables personas.
Si os extraen una muela y os produce esta reacción no vayáis a trabajar, es indigno sufrir esos dolores y encima tener que dar el callo. Es preferible que durante unos días reposéis hasta que las cosas se pongan de nuevo en su sitio. No hagáis como yo, que a pesar de los terribles dolores, tuve que salir a la calle a pasar vergüenza y encima a dar el cien por cien en el trabajo...por un sueldo irrisorio, unas condiciones deplorables y una falta de empatía y humanidad por parte de las que fueron mis jefas.
Gubi's place.
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