Este famoso proverbio por todos bien conocido, no puede ser más cierto. Es importante hacer las cosas aunque sea con retraso y cada cual se toma su tiempo a la hora de decidir cuando lo lleva a cabo.
Como de costumbre tengo otra anécdota de esas que me suceden de vez en cuando y que una vez más me hace replantearme ciertas cosas a cerca del funcionamiento de la mente humana.
Hace dos años asistía a clases de claqué en Barcelona, me encantaba y lo pasaba muy bien aunque era realmente complicado. Viendo las películas me parecía tan sencillo...que engañada estaba la leche. Pero bueno, las dificultades a la hora de aprender este curioso baile no son el motivo de este post. La historia es que conocí a personas bastante majas y curiosas, algunas de las cuales aún conservo en mi lista de contactos de Facebook.
Por aquel entonces grabamos dos vídeos con el baile de final de curso y yo me encargué de enviarlo a las chicas para que todas pudieran tener aquel recuerdo tan bonito aunque lo hiciéramos realmente mal.
Poco después busqué por las redes sociales a dos de ellas con las que había hecho amistad y así enviarles una invitación para formar parte de mis círculos. Una de ellas me contestó al momento y hemos hablado y compartido varias cosas, la otra no se pronunció hasta ayer, que recibí un mensaje suyo. Aún no doy crédito, estoy altamente sorprendida porque después de dos años ya no recordaba quién era. Así que hasta que no mencionó de nuevo las clases indicándome que aún seguía yendo no caí en la cuenta.
Creo que es la primera vez que alguien tarda dos años en aceptar una solicitud de amistad. Lo normal es que la acepten al momento, a los pocos días o que pasen del tema, pero dos años es la leche en serio. Por ello al leer el nombre no sabía ni quién era. Esta claro de que esta mujer se toma la vida con calma y no va a sufrir de úlcera, tampoco acepta cualquier solicitud, la estudia durante dos años hasta que se decide jajajaja, es gracioso en serio. Me decía que ni siquiera había visto el mensaje, madre mía que despiste el suyo. Se lo ha encontrado por casualidad, se habrá rebanado los sesos intentando averiguar quién era yo hasta que habrá caído que coincidimos en los talleres de Les Cotxeres de Sants.
Bueno pues después de dos años hemos retomado de nuevo el contacto y quizá más adelante volvamos a coincidir en otra clase de claqué, nunca se sabe.
¿Os ha pasado alguna vez? ¿Alguien ha tardado más de dos años en añadir vuestra solicitud de amistad en alguna red social?
Gubi's place.

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