martes, 9 de agosto de 2016

Lo quiero para antes de ayer...




Un golpe firme en la mesa es la manera que tienen muchos/as de exigir algo a los demás. No se conforman con tener las cosas lo antes posible que ya es mucho más de lo que pueden llegar a desear, ellos/as las quieren para antes de ayer y sin errores, provocando estres, malhumor y nervios a la persona que recibe la orden. 
De estos/as individuos/as hay muchos y los podemos encontrar por todas partes, yo he tenido la buena fortuna de trabajar con varios de ellos/as e incluso y sin ir más lejos, dentro de mi circulo familiar también tengo la buena suerte de convivir con alguno/a. No me extraña que luego se den tantos casos de ansiedad y muchas personas padezcan de una úlcera de estómago, si es que van acelerados desde que salen de casa a primera hora de la mañana.
Ser exigente con uno mismo está muy bien porque ello implica ser profesional, buen trabajador y no dejar las cosas a medias. De hecho yo puedo afirmar sin tapujos que soy exigente con todo lo que hago, pero también se dar margen a las personas porque entiendo que a veces las cosas no siempre se solucionan a la primera y no las tenemos cuando deseamos sino que tardan un poco más y hay que aprender a ser paciente. En realidad no todo lo urgente es tan urgente como la gente cree pero vamos tan acelerados que al final todo son exigencias, malas caras y órdenes porque las cosas las queremos para ya y no entendemos que todo lleva un proceso, ya que somos personas humanas, no máquinas.
Por lo tanto ya os digo yo que las exigencias no llevan a nada bueno, si queréis pelearos con alguien exigidle cada día y a la larga os mandará a freír espárragos...y sino tiempo al tiempo porque la paciencia tiene un límite. Al menos es lo que yo haría francamente, con educación eso sí, pero siempre poniendo los puntos sobre las íes. 
Nadie tiene derecho a exigir de malas maneras y esto ni siquiera debe permitirse incluso trabajando en una compañía mundialmente conocida y cobrando un dineral.
 Evidentemente que pueden esperar de ti ciertos resultados porque para ello te pagan pero si han de exigirte ha de ser siempre dentro de unos parámetros, sin faltar el respeto y sin dejar de ser personas. Porque no es más que un trabajo y ni el sueldo más elevado ha de provocarte estres por estar pendiente todo el día de que las cosas han de entregarse y acabarse al instante en el que te las mandan...hecho que como podréis entender, es bastante improbable que suceda porque como ya he dicho antes, todo lleva su tiempo. 
Si eres una persona responsable y hábil en tu trabajo, sólo has de seguir haciendo lo que haces para que las cosas salgan bien, que no traten de convencerte de lo contrario, ya que lo único que van a conseguir es crear un mal ambiente en el que nadie va a rendir de ninguna de las maneras. Y no sólo eso sino también suicidios, que los hay y multitud de enfermedades derivadas de las exigencias laborales y que nadie contempla porque creen que son producto de la imaginación de las personas. Nada más lejos de la realidad.
Pero no sólo en el ámbito laboral, sino también en el día a día con nuestros familiares y amigos. ¿Por qué exigimos tanto?, ¿por qué somos incapaces de relajarnos ni bajo el agua?, estas dos preguntas me las formulo a menudo cuando alguien cercano a mí me viene con exigencias sobre algo y me ordena que lo quiere para ya. A mí personalmente me entran ganas de decirle: - si tanta prisa tienes, hazlo tú o contrata un servicio para que te gestionen tu demanda al instante-; hasta la fecha no lo he dicho, pero de un tiempo a esta parte no soporto que alteren mi calma y paz interior y por ello rehuyo de todo aquello que conlleve una exigencia implícita. Porque si yo no exijo y entiendo las limitaciones de los seres humanos, quiero que los demás tengan el mismo trato conmigo. Y sino lo entienden es mejor que lo hagan ellos y no me mareen a mí.
¿Qué pensáis? ¿Sois exigentes o lo son las personas de vuestro alrededor?




Gubi's place.

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