La población en España es de aproximadamente 46.034.108 de personas de las cuales según las encuestas, sólo unos 18 millones generan PIB porque tienen empleo. Aunque dentro de la población hay que tener en cuenta a niños, jubilados y parados, porque no todo el mundo está en edad de trabajar, porque también existe un sector que hizo lo suficiente por esta sociedad al que ya le toca descansar y porque también hay otro sector más desventurado que no tiene ni siquiera una oportunidad para incorporarse por primera vez al mundo laboral o reincorporarse tras un largo periodo de desocupación.
El tema está jodido de narices y me provoca nauseas ver como ciertos personajes de la política pretenden reírse de los ciudadanos cada vez que dicen que vamos por la senda correcta y de que todas las políticas austeras que se están llevando a cabo son por el bien de esta sociedad. Hace falta ser un necio sin escrúpulos para vender semejante película y dormir bien por la noche.
Pero dejando a un lado mis reflexiones acerca de este inmundo país, para más inri hay que destacar que menos de la mitad de esos 18 millones de personas en activo son mujeres y que encima sufren más accidentes laborales, sobre todo en el trayecto casa-trabajo-casa, que sus compañeros.
Así que podemos reafirmar de que las desigualdades entre hombres y mujeres son evidentes y de que ellas siguen estando en una clara posición de desventaja.
Pero como ya es bien sabido, con la crisis la situación se ha agravado todavía un poco más. Los contratos, los sueldos y los horarios cada vez son más precarios, más irrisorios y más exhaustivos si cabe.
Y especulando un poco acerca de todo esto, si menos de 9 millones de trabajadores son mujeres, significa que hay muchas amas de casa que han tenido que sacrificarse por los hijos o han optado por cuidar la casa, porque alguien ha de hacerlo y no perciben ningún tipo de sueldo o muchas mujeres que cuidan a otras personas o se dedican al sector de la limpieza. Ya que son funciones y trabajos que a día de hoy pocos hombres realizan, salvo excepciones, dónde la gran mayoría de las mujeres ni están aseguradas ni tienen contrato porque se realiza a nivel particular. Y a la persona que contrata el servicio no le interesa en absoluto dar de alta a esa persona, por lo tanto si se rompe la crisma será responsabilidad de la persona contratada.
Es por ello que las mujeres deben enfrentarse al hecho de que en muchos de sus puestos de trabajo se les obligue a utilizar un calzado poco cómodo durante muchas horas o bien trabajen en un sitio poco adecuado adoptando posturas molestas que luego pasan factura o en lugares dónde fácilmente pueden sufrir un accidente. Lo que conlleva a padecer dolores de espalda, dolores en la zona lumbar, sobrecarga en las piernas, torceduras de tobillo, esguinces, pinzamientos cervicales, molestias e infecciones de oído, entre otros.
Los hombres también sufren muchos accidentes laborales, sobre todo en el sector de la construcción, manejando mercancía en almacenes y en todos los oficios en los que se trabaje con maquinaria peligrosa. Pero he querido centrarme en el sector femenino porque me ha llamado la atención las cifras que a día de hoy aún sitúan a la mujer muy por debajo de lo que se espera de una sociedad avanzada y estructurada.
Pero como ya es bien sabido, con la crisis la situación se ha agravado todavía un poco más. Los contratos, los sueldos y los horarios cada vez son más precarios, más irrisorios y más exhaustivos si cabe.
Y especulando un poco acerca de todo esto, si menos de 9 millones de trabajadores son mujeres, significa que hay muchas amas de casa que han tenido que sacrificarse por los hijos o han optado por cuidar la casa, porque alguien ha de hacerlo y no perciben ningún tipo de sueldo o muchas mujeres que cuidan a otras personas o se dedican al sector de la limpieza. Ya que son funciones y trabajos que a día de hoy pocos hombres realizan, salvo excepciones, dónde la gran mayoría de las mujeres ni están aseguradas ni tienen contrato porque se realiza a nivel particular. Y a la persona que contrata el servicio no le interesa en absoluto dar de alta a esa persona, por lo tanto si se rompe la crisma será responsabilidad de la persona contratada.
Es por ello que las mujeres deben enfrentarse al hecho de que en muchos de sus puestos de trabajo se les obligue a utilizar un calzado poco cómodo durante muchas horas o bien trabajen en un sitio poco adecuado adoptando posturas molestas que luego pasan factura o en lugares dónde fácilmente pueden sufrir un accidente. Lo que conlleva a padecer dolores de espalda, dolores en la zona lumbar, sobrecarga en las piernas, torceduras de tobillo, esguinces, pinzamientos cervicales, molestias e infecciones de oído, entre otros.
Los hombres también sufren muchos accidentes laborales, sobre todo en el sector de la construcción, manejando mercancía en almacenes y en todos los oficios en los que se trabaje con maquinaria peligrosa. Pero he querido centrarme en el sector femenino porque me ha llamado la atención las cifras que a día de hoy aún sitúan a la mujer muy por debajo de lo que se espera de una sociedad avanzada y estructurada.
La verdad es que cuando las ranas canten flamenco quizá podamos ver un atisbo de cambio en nuestra sociedad dónde hombres y mujeres sean tratados de la misma forma y juzgados de la misma manera. Dónde no se evalúe el hecho de tener dos razones prominentes o poseer un físico bonito, dónde no se otorgue prioridad al amigo de o al hermano de...una sociedad en la que mediante el esfuerzo todas las personas tengan las mismas opciones para aspirar a un puesto de trabajo...siempre y cuando haya trabajo.
Gubi's place.
Gubi's place.
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