Una vez más reconozco que una imagen vale más que mil palabras...si ellos pudieran hablar seguro que nos dirían esto en tiempo de verbenas y fiestas populares. Lo que para nosotros es un espectáculo de luz, color y sonido para ellos es una guerra estruendosa que perturba su calma y les altera enormemente.
Todos los perros que he tenido, a excepción de una que salía al balcón a ladrar y a enfrentarse a los petardos, rayos y truenos, han tenido un miedo atroz a los fuegos artificiales y a las tormentas. Buscaban desesperadamente un hueco en la casa dónde cobijarse hasta que cesara el ensordecedor ruido. Incluso en una ocasión una de ellas se metió en la bañera y no salió en toda la noche.
Y ahora que compartimos piso con nuestro nuevo miembro se vuelve a repetir la misma historia, si oye algo que él considera sospechoso o inquietante aunque se muera de ganas de salir a la calle, es capaz de aguantarse hasta el día siguiente aunque la capacidad de la vejiga ya no de más de si. Por ello hay que tener paciencia y esperar un poco hasta que no hay ningún sonido extraño en el ambiente para poder salir a pasear con él.
De hecho el otro día lanzaron un petardo para indicar el inicio del correfoc y el perro tardo medio segundo en reaccionar y emprendió una veloz carrera hasta la portería. Debo confesar que incluso yo me asusté porque no me lo esperaba la verdad, imaginaos ellos que tienen el oído mucho más desarrollado y perciben los sonidos con mayor sensibilidad que nosotros. El simple ruido del aspirador puede llegar a ser un martirio para ellos y deberíamos tenerlo en cuenta y ser más comprensivos con estas cosas.
No se trata de prohibir las fiestas del pueblo, pero si de prohibir aquellos petardos altamente ruidosos porque no tiene ninguna gracia el hecho de que a ciertas horas del día puedas sufrir un infarto porque algún desaprensivo ha colocado una bomba en una lata o en un túnel. A parte de ser peligrosos para nuestra salud y para el inmobiliario son muy molestos y no tienen ni pizca de gracia.
Lo bonito es disfrutar de un espectáculo de pirotecnia con luces, colores y formas; no resguardarse porque uno cree que lo están bombardeando. Quizá esta pasión por el ruido fomente que muchas personas compren este tipo petardos, pero las consecuencias pueden ser fatales, amputaciones de miembros e incluso sordera parcial y total...por eso imaginaos un perrito lo que puede llegar a sufrir si está paseando y cerca de él se tira un petardo de estas características. Hay algunos casos extremos en los que algunos han perdido la vida durante un espectáculo de pirotecnia, pero este dato a estas alturas del partido aún importa poco al ser humano.
Lo ideal sería poder vivir en el campo y así ni tener que sufrir la incomodidad de esta ruidosa y frenética sociedad. Por ahora es un sueño lejano, pero espero que algún día podamos cumplirlo.
Entiendo que para mi perrito, después de haber estado en un refugio de montaña, cerca de un retiro budista...el reencuentro de nuevo con la sociedad puede ser algo violento, porque el ruido cobra protagonismo e incluso a mí que estoy algo más acostumbrada, reconozco que también me molesta de mala manera.
Gubi's place.
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