Otro mes que empieza y seguimos con temperaturas anormalmente altas para la época a pesar de que llevamos varios años acostumbrados, por imposición, a este veroño de las pelotas que es como el perro del hortelano, que ni come ni deja comer.
Porque no me diréis a mi que no es agradable salir por la mañana a pasear al perro con temperaturas de doce o trece grados, a mi personalmente me gusta y creo que a mi perro con tanto pelo que tiene también le agrada bastante, aunque, para mi gusto, desearía que fueran aún mucho más bajas. Pero que al mediodía suba el termómetro a más de veinte y que por la noche otra vez baje a quince o catorce, me incomoda porque no sabes ni como ir vestido. Si me pongo chaqueta paso calor, si me pongo manga corta quizá pase frío...y es entonces cuando miras a tu alrededor y ves que algunos por la mañana salen enfundados en sus plumíferos y piensas para tí: -pero dónde va este con el calorazo que pega-, otros sin embargo van en chanclas y manga corta...y vuelves a pensar: - pero donde va este si empieza a refrescar...y por último ves a otra persona que lleva prendas tanto de verano como de invierno y es entonces cuando ya no sabes que pensar.
Así estamos todos señores y señoras, con los termostatos que no acaban de definirse, con refriados, alergias y sufriendo aún picadas de mosquitos tigre. Porque no os vayáis a pensar que a inicios del mes de Noviembre estos mal nacidos han desaparecido...que vaa, estos tienen para rato y lo digo por experiencia propia ya que el otro día estuve en la tienda de una amiga y me picó uno en la frente y en la cara...que ya tiene guasa la cosa. Lo que no voy a hacer es ponerme una máscara para evitar las picadas, eso ya sería la repanocha. Creí que llevando mi chaqueta y pantalón largo y calcetines evitaría las incómodas picadas de estos malditos seres...no podía estar más equivocada puesto que me picaron en la única parte de mi cuerpo que llevaba al descubierto, la cara.
¿Entendéis ahora porque adoro el invierno?, salir por la mañana y que ese aire gélido penetre por las fibras de tu ropa y te despierte de golpe, no tiene precio. No importa si luego vas con las velas colgando, el invierno molaaaa y no me cansaré de decirlo. El abrigarse, el llevar cinco capas de ropa y parecer una cebolla que se mueve con dificultad...el entrar en una tienda porque buscas ese calorcito y que se te empañen las gafas, eso molaaa, aunque a veces fastidia un poco, el compartir una taza de café o un chocolate caliente con un amigo...el pasear por el campo o el bosque en invierno...o que me decís de disfrutar de un paisaje nevado, con esa calma, esa pureza del color blanco.
Con el frío los gérmenes y bacterias mueren y el ambiente se purifica. Respeto que a muchas personas les encante el verano y pasearse todo el día en bañador o en porretas pero al planeta no le beneficia en nada el calor y a nosotros menos todavía. Las estaciones como hace sesenta o setenta años se conocían están desapareciendo ya que la temperatura media de la tierra ha aumentado y en poco tiempo hemos ido notando los efectos sobre el planeta y sobre nosotros.
Yo quiero frío ya, estoy deseando ponerme el abrigo, que de hecho el año pasado ya ni me puse los jerseys más gruesos y los eché mucho de menos, al igual que tampoco hice uso de mi plumas, debido a que para mí, la temperatura media del invierno pasado fue muy alta.
Hoy sin ir más lejos ya marca veintiún grados y son las dos de la tarde...mi pregunta es ¿por qué? cuando esta mañana a las ocho, marcaba doce...que ascazo lo digo con toda mi alma, como me llega a repatear el verano, el calor y las altas temperaturas, es que no lo soporto y creo que jamás volveré a verle la gracia a la época estival.
Si pudiera emigraría a un lugar dónde los veranos fueran veranos y los inviernos fueran eso, inviernos, para llevar tu bufanda y tu abrigo y parecer Rudolf el reno de la nariz roja.
Gubi's place.
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