viernes, 3 de febrero de 2017

Los niños de hoy en día en nada se asemejan a los niños de mi época infantil...




Esta claro que una imagen vale más que mil palabras...pero con ello no quiero decir que en mi época no hubieran chicos y chicas aventajados...claro que habían pero no como hoy en día. Quizá me equivoque y mis apreciaciones sean incorrectas pero me da en la nariz que las cosas han cambiado bastante desde que yo dejé de ser una niña y me convertí para mi pesar en un adulto. 
Digamos que cuando yo tenía diez o doce años, la inocencia era un rasgo que nos identificaba bastante, hasta bien entrados los dieciséis o diecisiete...pero los niños de hoy en día pierden esa inocencia rápido, además quieren hacerse adultos lo antes posible y no se dan cuenta de que todo en la vida tiene sus tiempos y no es necesario correr tanto. 
Es probable que en mi pre-adolescencia empezara a sentir curiosidad e interés por el sexo opuesto pero mi vergüenza a la par que mi físico de Betty la fea impedía que me acercara a menos de cinco metros...no obstante esa desesperación y esa necesidad de mantener relaciones a muy temprana edad no la teníamos en mi época, al menos así recuerdo mi entorno. Por eso repito que la ingenuidad nos caracterizaba y preferíamos salir en grupo y pasarlo bien que emperifollarnos y flirtear con las drogas y el alcohol...lo de ponerse mona vino después ya cumplidos los dieciocho, pero lo el alcohol y las drogas, de eso he procurado mantenerme al margen siempre. 
Pero no escribo para comentar que fui una adolescente más bien feota con pocas pretensiones de triunfo sino porque me asombra ver a niñas de diez o doce años como pierden la cabeza con críos y adolescentes que salen de un programa de televisión y que no son nada del otro mundo...tan sólo niños como ellas que están en edad de jugar y no andar haciendo el bobo exclamando absurdeces propias de veinteañeros. Ni diré el programa, ni diré el nombre del repelente niño Vicente...no es necesario. Tan sólo quiero aconsejar a quién le interese aceptar mi humilde consejo, que vigilen a sus hijos porque hoy en día se hacen adultos muy rápido y la sociedad no hace más que acelerar el proceso...es una pena que no disfruten de su niñez y juventud y quieran hacer cosas de adultos tan rápido. Me cuesta entender que una niña de doce años exclame: -Dios mio está buenísimo, me va a dar algo-, a mí que me perdonen pero yo con esa edad no decía esas cosas, de hecho creo que ya comenté en otro post que mi última Barbie la compré con casi dieciséis años y no me avergüenzo de ello sino todo lo contrario. Así que imaginaos lo simplona que podía llegar a ser con doce años, lo último que se me habría ocurrido es decir esa frase, más que nada porque tampoco la sentía de esa forma ni me iba a dar un ataque porque un chavalito salido de un programa de televisión pasara cerca de mí...evidentemente que he tenido mis ídolos y mis sueños, pero más mayor...eso de perder la cabeza siendo pre-adolescente no fue conmigo y considero que me ha ido bien porque las cosas las he vivido cuando ha tocado...bueno algunas más tarde que otras, pero es lo que hay tú.
Así que lo dicho que cada edad es muy bonita y hay que vivirla con la intensidad que se merece, el ir más rápido no soluciona nada.



Gubi's place.

No hay comentarios:

Publicar un comentario