Como ya dije hace un tiempo en los inicios de este blog, mi afición por la fotografía me está abriendo nuevas perspectivas y está facilitándome la comunicación con el resto de personas. Además se ha convertido en mi talismán y cuando estamos juntas me siento bien porque me rodea de un áurea especial y permite que las personas se acerquen a mí. Es algo muy curioso que me ocurre últimamente con bastante frecuencia.
Hoy, sin ir más lejos he sido partícipe de una anécdota muy divertida y hace un par de semanas me vi envuelta en otra aún más divertida y curiosa si cabe.
Primero voy a explicar la que me ocurrió hace dos semanas, resulta que iba con mi padre por la montaña con la intención de estrenar mis nuevas lentes para la cámara, una macro y un gran angular. Ese Domingo hacía mucho viento y hacer una fotografía decente era muy complicado, no obstante el resultado fue mejor de lo esperado. Pues en un momento dado descubrimos un diente de león muy grande y como estaba colocado en medio del camino cuyas paredes no dejaban pasar el aire decidimos inmortalizarlo en una bonita foto. Así que mi padre se puso manos a la obra con su teléfono y yo con la cámara...cuando de golpe y porrazo una mujer que bajaba con su perra se paró a nuestra altura y entabló conversación con nosotros. Al verme con la cámara me hizo unas preguntas de forma amable y una cosa nos llevó a la otra hasta que caminando, caminando me pidió si podía hacerle unas fotos con su perra y enviárselas. Accedí y las hice, me indicó su nombre y teléfono y nos despedimos. A la tarde me puse a revisar las fotos y edité las suyas con intención de enviárselas, les puse un marco bonito y añadí un efecto para enfatizar la figura de ella y la de su perra y se las envié. A los pocos minutos me contestó agradeciéndome el hecho de que le enviara las fotos e indicándome que le habían agradado. La cosa quedó ahí y yo proseguí con mis quehaceres en el ordenador. Al cabo de unas horas me envió un wassap indicándome de nuevo que era muy buena fotógrafa, cosa que agradecí con creces, que las fotos eran muy bonitas, que le habían hecho mucha ilusión y me preguntó de nuevo que había estudiado porque su hija estaba con ella y tenía interés en saberlo. A los pocos minutos era la hija quién me hablaba, hasta que me dijo que anotaba mi nombre y abria un nuevo chat de wassap para charlar conmigo. Aluciné bastante porque habitualmente esto no me pasa, tanto la madre como la hija me parecieron encantadoras y charlando, charlando con ella hemos quedado para vernos un día de estos y conocernos en persona. Ya veis que cosas tiene la vida...la verdad es que mi eslogan a partir de ahora va a ser: -ponga usted una cámara de fotos en su vida.
Después de esta anécdota que es muy curiosa y divertida y me demuestra de que hay personas cercanas, amables y con gran predisposición a entablar una relación de amistad, voy a narraros lo que me ha sucedido hoy.
La semana pasada descubrí unos bonitos y enormes girasoles que me llamaron mucho la atención, así que pensé que sería muy buena idea poder fotografiarlos. Así que hoy me he decidido y me he acercado al lugar donde los he visto para pedir permiso y hacer algunas fotos. Como se encontraban en una propiedad privada he preguntado y me han indicado que se lo comentara al señor que se encargaba de los huertos, así que he tenido que salir de nuevo y buscar al hombre para pedirle permiso para entrar. Otro buen hombre ha salido del recinto detrás de mí y me ha preguntado que sino me había gustado nada de lo que había dentro, a lo que le he respondido que sólo quería fotografiar los girasoles y por su cara ha alucinado un poco, porque entiendo que no es lo normal. Ya que ese lugar es un recinto bastante grande de ropa de segunda mano y no creo que estén habituados a que llegue una persona pidiendo permiso para fotografiar las flores...así que ambos nos hemos puesto a buscar al señor que se encargaba del huerto. Bajo un sol de justicia me he puesto a hablar con el otro hombre que me daba ideas para fotografiar los girasoles desde la verja, pero mi intención era entrar y tenerlos lo suficientemente cerca para que la foto saliera bien. Al cabo de pocos minutos he visto al encargado del huerto y le he llamado desde el otro lado de la verja. Al principio no me oía y le he tenido que repetir varias veces cual era mi intención. Reconozco que ha sido muy amable, me ha indicado que accediera otra vez al recinto y desde allí me guiaba hasta los girasoles. Ha empezado a charlar conmigo y me ha explicado que se encargaba del mantenimiento de las plantas y del huerto. A todo esto el otro señor nos observaba desde la verja sin perder detalle y metiéndose en la conversación...que vamos a hacerle, si el pobre no tenía nada mejor que hacer almenos se divertía un poco.
Por el camino he ido haciendo fotos de varias flores muy bonitas que este buen hombre tenía por allí mientras me explicaba su vida y milagros. No me ha importado, la verdad es que ha sido una experiencia divertida. Finalmente hemos llegado a los girasoles y eran altísimos...o yo soy muy baja, si creo que es eso. Acceder hasta ellos ha sido un show porque habían improvisado unas maderas por el suelo a modo de tarima y debías ir con cuidado porque habían varios trozos sembrados y poner el pie en medio me sabía bastante mal porque he podido ver unas lechugas la mar de majas. Así que como si de un campo de minas se tratara ,me he acercado a los girasoles y he hecho varias fotos mientras los dos hombres me indicaban cuál era el mejor ángulo, según ellos, para hacer las fotos. Ha habído un momento que uno de ellos me ha dicho: -pase por aquí que podrá hacer la foto de estos tres que son bien majos-. Para el era sencillo dar las órdenes desde su posición pero para mí acceder a donde me indicaba era un poco más difícil porque he tenido que sortear una manguera que parecía una anaconda y he tenido que pasar entre los girasoles mientras oía a las abejas y demás insectos revolotear por mi cabeza. A todo ello oía como exclamaban: -es usted muy buena fotógrafa-, y me ha hecho gracia.
No obstante y a pesar de sentirme como Alicia en el País de las Maravillas he conseguido mi objetivo y las fotos han quedado estupendas. Ha valido la pena meterme allí dentro, supongo que es lo que hacen los buenos fotógrafos ¿no? atreverse a explorar y no tener miedo a lo que puedan encontrarse.
Estas han sido las dos anécdotas más significativas que me han ocurrido estas últimas semanas. ¿Os ha pasado algo parecido alguna vez?
Gubi's place.
Después de esta anécdota que es muy curiosa y divertida y me demuestra de que hay personas cercanas, amables y con gran predisposición a entablar una relación de amistad, voy a narraros lo que me ha sucedido hoy.
La semana pasada descubrí unos bonitos y enormes girasoles que me llamaron mucho la atención, así que pensé que sería muy buena idea poder fotografiarlos. Así que hoy me he decidido y me he acercado al lugar donde los he visto para pedir permiso y hacer algunas fotos. Como se encontraban en una propiedad privada he preguntado y me han indicado que se lo comentara al señor que se encargaba de los huertos, así que he tenido que salir de nuevo y buscar al hombre para pedirle permiso para entrar. Otro buen hombre ha salido del recinto detrás de mí y me ha preguntado que sino me había gustado nada de lo que había dentro, a lo que le he respondido que sólo quería fotografiar los girasoles y por su cara ha alucinado un poco, porque entiendo que no es lo normal. Ya que ese lugar es un recinto bastante grande de ropa de segunda mano y no creo que estén habituados a que llegue una persona pidiendo permiso para fotografiar las flores...así que ambos nos hemos puesto a buscar al señor que se encargaba del huerto. Bajo un sol de justicia me he puesto a hablar con el otro hombre que me daba ideas para fotografiar los girasoles desde la verja, pero mi intención era entrar y tenerlos lo suficientemente cerca para que la foto saliera bien. Al cabo de pocos minutos he visto al encargado del huerto y le he llamado desde el otro lado de la verja. Al principio no me oía y le he tenido que repetir varias veces cual era mi intención. Reconozco que ha sido muy amable, me ha indicado que accediera otra vez al recinto y desde allí me guiaba hasta los girasoles. Ha empezado a charlar conmigo y me ha explicado que se encargaba del mantenimiento de las plantas y del huerto. A todo esto el otro señor nos observaba desde la verja sin perder detalle y metiéndose en la conversación...que vamos a hacerle, si el pobre no tenía nada mejor que hacer almenos se divertía un poco.
Por el camino he ido haciendo fotos de varias flores muy bonitas que este buen hombre tenía por allí mientras me explicaba su vida y milagros. No me ha importado, la verdad es que ha sido una experiencia divertida. Finalmente hemos llegado a los girasoles y eran altísimos...o yo soy muy baja, si creo que es eso. Acceder hasta ellos ha sido un show porque habían improvisado unas maderas por el suelo a modo de tarima y debías ir con cuidado porque habían varios trozos sembrados y poner el pie en medio me sabía bastante mal porque he podido ver unas lechugas la mar de majas. Así que como si de un campo de minas se tratara ,me he acercado a los girasoles y he hecho varias fotos mientras los dos hombres me indicaban cuál era el mejor ángulo, según ellos, para hacer las fotos. Ha habído un momento que uno de ellos me ha dicho: -pase por aquí que podrá hacer la foto de estos tres que son bien majos-. Para el era sencillo dar las órdenes desde su posición pero para mí acceder a donde me indicaba era un poco más difícil porque he tenido que sortear una manguera que parecía una anaconda y he tenido que pasar entre los girasoles mientras oía a las abejas y demás insectos revolotear por mi cabeza. A todo ello oía como exclamaban: -es usted muy buena fotógrafa-, y me ha hecho gracia.
No obstante y a pesar de sentirme como Alicia en el País de las Maravillas he conseguido mi objetivo y las fotos han quedado estupendas. Ha valido la pena meterme allí dentro, supongo que es lo que hacen los buenos fotógrafos ¿no? atreverse a explorar y no tener miedo a lo que puedan encontrarse.
Estas han sido las dos anécdotas más significativas que me han ocurrido estas últimas semanas. ¿Os ha pasado algo parecido alguna vez?
Gubi's place.
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