domingo, 28 de agosto de 2016

Las emociones se contagian...




Que las emociones se contagian es algo tan cierto como que la tierra es redonda. Tanto las positivas como las negativas para mi pesar. Ojalá sólo se contagiaran las positivas, entonces que bien iría este mundo cruel, pero desgraciadamente las cosas negativas atraen a una serie de personas concretas que disfrutan con ello.
Pero no voy a hablar de cosas negativas, que bastante tenemos ya por cómo está el patio. Voy a hablar de las emociones que le hacen a uno vibrar y que enriquecen el alma, voy a hablar a pesar de no haber estado ni haber compartido esa experiencia de todos aquellos sentimientos que compartimos en situaciones concretas y nos convierten en seres mucho más humanos. 
Me refiero al camino de Santiago el cual he vivido durante esta semana como si hubiese estado allí a pesar de no haberme movido de mi casa. Han sido mis dos hermanas quienes han decidido ir conjuntamente con el novio de una de ellas y una compañera de trabajo de la otra. Y al parecer ha sido una de las experiencias más enriquecedoras que han experimentado en la vida, me alegro mucho por ellas francamente. 
Salieron de O'cebreiro el Domingo pasado y ayer llegaron a Santiago de Compostela, cansados, exhaustos, con heridas en los pies, con las rodillas doloridas pero con una sonrisa de oreja a oreja. Durante toda la semana nos han ido informando y enviando fotos, por lo que todos en parte hemos vivido esta experiencia aunque desde la lejanía. Ha sido divertido ver como han ido encontrando peregrinos por el camino que se han unido a ellos y han acabado todas las etapas hasta llegar a Santiago, en total han conseguido formar un grupito muy majo de nueve personas que al llegar a la ciudad se han emocionado fundiéndose en un gran abrazo. Al cabo de un rato de estar allí ha llegado un grupo de unas veinte personas que nada más pisar la plaza han empezado a aplaudir y todas las personas que allí se encontraban también han aplaudido incluidas mis hermanas y compañía. Un momento mágico que hay que vivir porque por mucho que yo lo intente explicar no puedo darle ni la intensidad ni la magia que le daría si lo hubiese vivido.
Hoy hemos tenido comida familiar y no han parado de explicar anécdotas y de compartir con nosotros todas las sensaciones e impresiones que han experimentado y el como esta vivencia les ha demostrado que no hay límites y que una persona puede conseguir todo aquello que se proponga, sólo hay que confiar y desearlo de verdad.
Al parecer ha sido una experiencia cien por cien positiva y totalmente recomendable. Tanto que ya están pensando en hacer otra etapa el año que viene.
Quién sabe, quizá el año siguiente me anime y comparta esta experiencia con ellos, aún tengo un tiempo para pensarlo hasta entonces habrá que ponerse en forma para aguantar las duras jornadas de camino.
Creo que esta es una muy buena manera de explicar que efectivamente las emociones se contagian y que es muy grato escuchar estas anécdotas en medio de toda esta gran bola de mierda que nos rodea.
¿Qué opináis acerca de las emociones?



Gubi's place.


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