lunes, 6 de marzo de 2017

Hay miradas que matan...



Con esta imagen creo que la frase que encabeza este post queda totalmente aclarada, de hecho creo que no debería decir nada más al respecto, sin embargo lo haré porque sino este artículo no tendría sentido alguno.
Hace ya unos diecisiete años, que parece que no, pero es tiempo; yo no tenía la mentalidad que tengo ahora ni las ganas ni el aprendizaje que me ha dado la vida hasta el día de hoy. Entré a trabajar en una empresa de comida rápida, particularmente de pizzas, que a día de hoy existe y sigue teniendo mucha fama y allí conocí a un grupo de personas con los que empecé una particular amistad que al salir de allí se terminó para siempre. Una de aquellas personas es una chica a la que vi recientemente y se paró para saludarme e indicarme que esperaba a su segundo hijo...la verdad es que me sorprendió porque hacía años que no habíamos vuelto a hablar. De hecho fue una amistad difícil aquella, era una chica especial con una tendencia a la depresión y negatividad que no ayudaban en nada. A raíz de conocerla a ella y con la intención de sacarme un dinero extra, habló con su hermana mayor que trabajaba en una empresa del entorno farmacéutico y me contrataron para realizar pequeñas tareas administrativas. Hasta aquí todo parece normal, entablé relación con la hermana, e incluso en un par de ocasiones y por motivos de horario me acompañó a casa en coche y coincidimos en un par de comidas. Ella fue amable y creo que yo a pesar de mi edad y las tonterías que pudiera tener en aquellos momentos en la cabeza, siempre procuré ser correcta. Hasta que un día, después de una analítica, no me presenté en mi puesto de trabajo y tampoco llamé para indicar que me había mareado y que volvía a casa. No sé muy bien porque lo hice, no lo recuerdo a penas. Tan sólo puedo deciros que cometí la gran equivocación de no llamar. Todos para aprender debemos equivocarnos, yo aprendí aquella lección como si me la hubiesen grabado a fuego en la piel y os aseguro que desde aquel entonces, me convertí en una persona altamente responsable.
La historia no acaba aquí, además de no presentarme en el trabajo, su hermana me había prestado un cd de Whitney Houston que casualmente rompí, por accidente, como me ha dolido aquello os lo aseguro...y tuve que devolverlo con la vergüenza que aquello me supuso por aquel entonces. Con la carga de la irresponsabilidad por mi falta cometida y con el pesar de aguantar una lluvia de argumentaciones e insultos varios por teléfono, de su hermana pequeña, es decir, mi compañera de pizzeria. La cosa acabó con el consiguiente despido de aquella empresa y con la continuidad en la pizzeria. Esta chica y yo seguimos una amistad después, a pesar de lo ocurrido, pero nunca fue buena ni agradable. Habían demasiadas diferencias irreconciliables entre ambas y ella nunca puso las cosas fáciles, así que poco a poco el tiempo y la vida nos separó, hasta que el año pasado me la encontré de nuevo. Lo divertido es que a su hermana mayor no la había vuelto a ver desde entonces, ni siquiera recuerdo cuando fue la última vez que vi a esa mujer...y ahora me la he vuelto a encontrar en varios sitios y cada vez que me ve, siento su ira, su rabia y su rencor hacía mí. Confieso que no me gusta, es como si me atravesara el alma con una espada de hoja muy afilada. Después de tantos años, ella sigue teniendo la imagen de una persona irresponsable cuando me ve, no puede contener su asco y odio hacía mí. Me entristece, porque ya no soy la misma persona, pero ella no lo sabe...de hecho cuando me encontré a su hermana se lo dije, que me sabía muy mal y le pedí disculpas de nuevo. Quizá ambas hermanas hablaran después y recordaran aquella anécdota, posiblemente la pequeña me haya perdonado, sino no me habría parado por la calle, pero la mayor no lo ha hecho.
Creo que me toca cerrar esa puerta y enfrentarme una vez más a mi pasado. Aunque me da respeto, no me queda otra que parar a esta mujer y decirle cara a cara que no albergue más odio en su interior, fue un error y ya pagué por él. Ya no es necesario seguir asqueada cada vez que me ve, eso no le ayuda a ella ni a mí, porque os aseguro que noto sus vibraciones y eso no es nada agradable. No tengo ni idea de como puede llegar a reaccionar, quizá me esquive, quizá me insulte o tal vez acepte mis disculpas y pueda dar carpetazo a ese tema...no tengo ni idea, solo se que debo hacerlo. Ya os contaré que tal ha ido...
A veces hay que cerrar bien los temas del pasado, sino después nos siguen persiguiendo y así no hay manera de avanzar.






Gubi's place

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