No os podéis hacer a la idea de la cantidad de productos que contienen este dañino aceite, los compramos a diario y los consumimos habitualmente. Esta claro que la guerra ha sido declarada contra esta grasa vegetal, que no por ello es sana. Este aceite es sometido a un proceso de refinación en el que se utilizan derivados del cloro y grasas que son cancerígenas, es un aceite mucho más barato que el aceite de oliva y es usado por la industria en numerosos productos de bollería, cremas de cacao, pizzas, galletas y un gran etcétera que podemos encontrar en las estanterías de todos los supermercados.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) aconseja limitar su consumo ya que contiene cerca del 50% de ácidos grasos saturados e influye a que nuestro organismo aumente el nivel de colesterol malo.
La industria alimentaria argumenta que por lo pronto no se puede sustituir ya que no se conocen alternativas y si así fuera se correría el riesgo de que el alimento en cuestión perdiera propiedades. El debate está servido. Además en los bosques tropicales de Malasia e Indonesia empieza a convertirse en un problema medio ambiental grave que está acabando con el hábitat natural de varias especies, entre ellas los orangutanes.
El tema no es de risa, realmente es serio y puede provocar problemas graves a nuestra salud y la de las futuras generaciones, a la vez que interferirá en que varias especies animales se vean gravemente amenazadas y en peligro de extinción.
Mi consejo es que vayáis con mil ojos a la hora de comprar y os paréis a leer con detenimiento las etiquetas de cada uno de los productos. Yo ya llevo tiempo haciéndolo, he eliminado esta grasa de mi dieta y aunque deba pagar unos euros más, prefiero comer alimentos mucho más sanos que no contengan este tipo de aceite. Actualmente, más del 60% de los productos que podemos encontrar en los supermercados lo contienen. Ayer sin ir más lejos estaba buscando unas tostadas y me di cuenta que en todas se usaba el aceite de palma, menos en las que pude encontrar, un poco más caras, eso sí, pero con aceite de oliva. Es alucinante, llevan años envenenándonos y matándonos lentamente...por eso cada vez hay más cáncer. Ya no sabemos que narices comemos...pero no hay que desesperarse porque gracias a Dios aún hay infinidad de productos que podemos consumir libre de componentes perjudiciales para la salud. Solo hay que saber mirar y estar dispuesto/a, en algunos casos a pagar un poco más por ellos. Aunque no debemos olvidar que la fruta y la verdura siempre estarán a nuestra disposición.
En nuestras manos está no solo el alimentarnos bien, sino el respeto por otras especies que pierden su territorio para que la industria alimentaria se lucre a costa de nuestra salud y permita que muchas especies mueran lentamente por abaratar los costes de los alimentos.
Con la salud no se juega.
Gubi's place.
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