viernes, 2 de septiembre de 2016

Algunos padres tienen horchata en sus venas...




Seguro que en más de una ocasión habéis oído esta expresión o incluso os la han dicho a vosotros en algún momento. Al igual que si nos dicen que tenemos menos sangre que un litro de vino...es una manera divertida de decirnos que nos falta energía y garbo por no decirnos bruscamente que carecemos de carácter. 
Esto viene porque hoy, al salir de una tienda, me he fijado en una mujer joven que iba hablando sola y detrás de ella le seguía una niña pequeña sentada en un triciclo de esos que han de ir frenando con los pies hasta desgastarse los zapatos o chocarse contra algo o alguien. Digamos que es el medio de locomoción más poco práctico que he visto jamás y no entiendo porque no incorpora un freno como en las bicicletas y así los críos podrían frenar antes de colisionar contra algo o cruzar por dónde no deben.
Pues como decía, he salido de la tienda, ha aparecido en mi campo de visión esta mujer y su hija, me he fijado en ambas y me he dirigido hacía el semáforo que estaba en rojo a esperar para cruzar hacía el otro lado de la calle. Pues a los pocos segundos la niña ha hecho un giro brusco porque creo que no controlaba muy bien el triciclo y ha ido directa hacía la carretera justo cuando los coches reanudaban la marcha. Servidora ni corta ni perezosa ha cogido a la chiquilla por el bracito diciéndole:- ¿pero a dónde vas Fitipaldi?. La niña ni se ha inmutado, al igual que la mamá no tenía sangre en las venas y cuando la progenitora ha salido de los mundos de Yupi y ha regresado a la tierra la ha cogido del brazo y con un hilillo de voz que le ha salido de dentro del alma le ha dicho: - sólo puedes llegar hasta aquí, de la ralla para allí no-, menuda argumentación. No me extraña que la niña siguiera sin reaccionar con una madre falta de carácter que andaba bastante en la parra, por cierto, era comprensible que la niña llevando sus genes reaccionará de la misma forma. Una vez que la madre le había dado las explicaciones pertinentes a su hija, se ha girado y se ha predispuesto a entrar en la tienda y yo viendo que ni tan sólo me daba las gracias por parar a la nena, no he podido evitar exclamar en alto: -que poca sangre tiene esta mujer-. 
Desconozco si la susodicha me ha escuchado o no, pero se ha girado en el último momento cuando ya cruzaba la puerta, me ha mirado y me ha dicho: -gracias ¡eh! y yo he correspondido ofreciéndole una sonrisa de oreja a oreja. 
No es la primera vez que me encuentro con casos de estas características, la falta de carácter de los padres se refleja después en los hijos. Tampoco es plan de ir dando gritos a diestro y siniestro a los hijos, pero si marcar un poco para que entiendan que hay ciertas cosas que no deben hacer y el por qué de las mismas. Si sólo les damos un grito no arreglamos nada porque nunca lo van a entender y comportarse como esta señora que ha demostrado no tener ni pizca de sangre pues tampoco es lo más correcto.
Pero quiero dejar claro que esto es sólo un punto de vista, nada más, que cada cuál eduque a sus hijos como crea oportuno y conveniente, yo no soy nadie para dar consejos sobre esto principalmente porque no tengo hijos y no puedo ponerme en la piel de un padre o una madre. Sólo lo comento desde la perspectiva de que está en las manos de los padres el que sus hijos tomen las decisiones correctas y oportunas haciéndoselo ver de la mejor manera posible.



Gubi's place




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