domingo, 17 de julio de 2016

Los patinetes...




Hace un tiempo hablé de las bambas con ruedas, ahora le toca el turno a los patinetes. Estos son mucho más conocidos que las bambas porque de hecho en la década de los sesenta empezaron a aparecer los primeros, pero adquirieron más relevancia en los años ochenta, hasta la fecha actual. 
No pretendo hablar de la historia del patinete en si, sino de algo mucho más cotidiano y cercano que muchos de nosotros hemos sufrido muy de cerca. Me refiero al uso de estos medios de locomoción en espacios cerrados, como por ejemplo un supermercado o unos grandes almacenes. 
¿Que pasa cuando estás paseando tranquilamente por los pasillos, mirando los productos y tirando de tu cesta o carrito con toda la parsimonia y tranquilidad del mundo y de repente aparece un crío subido en uno de estos objetos, cargados por el Diablo, a toda pastilla, gritando y sin mirar?, si puedes reaccionar a tiempo, no suele pasar nada grave. Tan sólo miras con desprecio al niño y a sus padres por no saber educarlo y decirle que en un lugar así no debe pasearse con el dichoso patinete ya que puede provocar un accidente. Pero sino reaccionas a tiempo, pueden suceder dos cosas, la primera que del susto te hagas daño con el carro, el niño siga corriendo y gritando y nadie le diga nada o bien que el niño se golpee contra tu carro por hacer el cabra dónde no debe. Entonces es en ese momento cuando el padre o la madre reaccionan y enfurecidos se dirigen hacia ti con la intención de cantarte las cuarenta mientras tú sigues en estado de shock sosteniendo un paquete de macarrones en la mano.
Seamos sinceros, en el mejor de los casos la culpa jamás es de la persona que pasea con tranquilidad con su carro. En primer lugar,la culpa es del niño porque no está educado, porque no tiene respeto y porque no debe usar ese objetivo allí dentro, en segundo lugar la culpa es de los padres que no saben educar a sus hijos, que les consienten todo, que no saben hacerles ver que hay ciertas cosas que no pueden hacerse en ciertos recintos, que no están pendientes de ellos y que culpan al pobre hombre que simplemente miraba la mejor oferta de algún producto y ni siquiera ha visto venir el patinete, y en tercer lugar la culpa es de la persona de vigilancia o trabajadores del lugar por no poder orden y llamar la atención si es preciso, por temor a perder a un cliente. 
Se trata de tener respeto y educación no hay más. Si tu hijo es un amante de los patinetes y de la velocidad, habla con él y hazle entender que no está solo y que puede hacer daño a alguien yendo a esa velocidad e incorporándose por los pasillos de esa forma tan brusca. 
Que todos hemos sido niños y hemos tenido infancia, que a todos nos gustaba tocar, mirar y correr por los pasillos...cierto es. Pero hay momentos en los que un padre debe hacer nota su autoridad y marcar ciertas pautas que ayuden al niño a saber comportarse de forma correcta, formando así a un futuro adulto educado y respetuoso con el resto de personas y con todo aquello que le rodea.
Así que el tema no es prohibir a los niños, porque han de jugar y de hecho es totalmente necesario que lo hagan y disfruten con ello, el tema es educar a los niños, nada más. La cosa se resume en Educación.



Gubi's place.

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